¡Entrada chocolatosa! Este artículo va a pedido de una amiga en Twitter que quiere la receta de mi torta rápida de vainilla y chocolate :-) ...

TORTA DE VAINILLA Y CHOCOLATE

¡Entrada chocolatosa! Este artículo va a pedido de una amiga en Twitter que quiere la receta de mi torta rápida de vainilla y chocolate :-) Aquí voy...

INGREDIENTES

2 huevos grandes (de gallina, no de avestruz)
200 gramos de azúcar
1 cucharada de vainilla (¡natural, que la sintética casi no tiene sabor!)
leche
1/4 taza de aceite (el que a uno le guste)
500 gramos de harina
2 cucharadas de polvo de hornear
cacao en polvo para repostería

No hace falta usar una batidora. Aprovechen para ponerse en forma batiendo la mezcla a pura fuerza muscular :-D

PREPARACIÓN

Mezclar en un recipiente los huevos, el azúcar, la vainilla y el aceite, añadiendo un chorro de leche para disolver por completo el azúcar. Añadir la mitad de la harina y mezclar hasta que no queden grumos.

Añadir el resto de la harina y el polvo de hornear. Agregar más leche y mezclar hasta que quede una masa de consistencia blanda pero no tirando a líquida.

Volcar la mitad de la masa en el centro de una tartera (la mía es de unos 25-30 cm de diámetro) previamente enmantecada y rociada con harina. Si la masa no comienza a desparramarse hacia los bordes de la tartera, entonces tenemos la consistencia justa :-D

Añadir el chocolate en polvo al resto de la masa. [Gissel aprovecha para comerse una cucharada. ¡Mmmm, qué rico!] Aquí la cosa va un poco al gusto de cada uno; a mí me gusta que la parte de chocolate quede bastante oscura, aunque uso un chocolate de repostería que tiene un 50% de cacao y un 50% de azúcar. O sea, hay que ajustar la cantidad según chocolate en polvo que use cada uno, y probar hasta conseguir el sabor deseado. [Gissel come otra cucharada de cacao en polvo. Esta cosa es adictiva.] La masa se va a poner más espesa, así que se debe agregar más leche para conseguir la misma consistencia que la mitad de la masa sin chocolate. Esto es importante, o la torta no se cocinará en forma pareja. [Otra cucharada más de chocolate. ¡Ñam, ñam, ñam!]

Una vez mezclada la masa con el chocolate, se vierte alrededor de la masa de vainilla. Supongo que se estarán preguntando por qué alrededor y no todo por encima. Respuesta: ¡es que es más fácil ver el estado de cocción de la torta si el centro queda blanco! :-P [Gissel come una cucharada más de chocolate. ¡Ups! Se ha acabado el chocolate en polvo. Gissel anota el chocolate en polvo en su lista de compras para solucionar el asunto lo antes posible.]

Listo. Ya se puede meter la torta en el horno :-) No hace falta precalentarlo. Aquí también dependerá del horno de cada uno, pero la torta se pone a fuego moderado. Claro que mi horno es eléctrico así que no hay nada de fuego, pero el tope de temperatura lo dejo a 150º. El calor debe venir desde abajo, aunque si ustedes tienen un horno eléctrico con doble resistencia, como el mío, se puede encender la de arriba para tostar un poquitín la corteza en los últimos minutos de cocción.

La torta tarda unos 30 minutos en cocinarse. [Gissel pasa todo ese tiempo corriendo de un lado a otro de la casa bajo la influencia de la cafeína y la teobromina del cacao en polvo, tropezando a veces con su gato y poniendo una cara de loca histérica.] Estará lista cuando se le clave un cuchillo y éste salga limpio. [Gissel apuñala la torta unas cuantas veces, todavía en un estado de euforia chocolatosa.]

Y una vez fuera del horno... ¡así se ve nuestra deliciosa torta de vainilla y chocolate!



[Gissel come porción de torta y luego no duerme en toda la noche por la influencia de la cafeína, la teobromina y el azúcar. ¡Yajuuuuuuuuu!]

Si quieren más recetas chocolatosas, prueben con el blog de mi amigo Luismi :-) ¡Está la receta para los brownies! ¡Yajuuuuuuuuu!

G. E.

PD: ¡Yajuuuuuuuuu! :-P

Artículo relacionado: TORTA DE LIMÓN CON PASAS DE UVA.

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FRAGMENTO DE LA DAMA Y EL LOBO

Los pasos detrás de ella la sobresaltaron, y una mano la agarró del brazo, obligándola a darse vuelta. Era el barón von Haller, y estaba furioso.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Acaso no escuchaste nada de lo que dije? ¿No escuchaste los aullidos?

—Yo... salí a tomar aire. —Anna trató de liberarse, pero los dedos aferraban su brazo como grilletes—. ¡Déjeme, no tiene derecho a tratarme así!

El barón tiró de ella, arrastrándola lejos del portón. Iba vestido a medias y el cabello despeinado acentuaba su ira, confiriéndole además un toque de locura.

—No debes acercarte al muro, sobre todo en la noche. ¡Es peligroso! ¡Los lobos podrían haberte arrancado las manos a través del portón!

—¡No soy tan estúpida como para dejar que algo así me pasara, barón! ¡Suélteme ya!

—¡Lo haré cuando estemos dentro del castillo, muchacha imprudente!

Indignada, Anna se retorció sobre sí misma para lograr que el hombre la soltara, ignorando el ramalazo de dolor que esto le provocó en las articulaciones. Ambos lucharon por medio minuto, y aunque él la superaba en fuerza, finalmente la dejó apartarse. La furia persistía en su mirada y su actitud; Anna había pensado que aquel hombre era incapaz de perder los estribos, pero era evidente que sí podía hacerlo, y también que, efectivamente, albergaba un miedo profundo en su interior. La joven sintió desprecio. Aun tomando en cuenta lo que él había dicho sobre los lobos, estaba exagerando. ¡Y se había atrevido a tutearla! Claro que eso no le hubiera importado en otras circunstancias, pero ahora mismo agravaba la ofensa. Irguiéndose lo más posible para estar a su altura, Anna dijo entre dientes:

—Es verdad que nuestro compromiso es por pura conveniencia, barón von Haller, pero más le vale tener esto bien claro: yo no soy la esclava de nadie. Estoy dispuesta a darle hijos y a no causarle problemas, lo cual no significa que deje de hacer cosas por mí misma. ¡Tengo una mente propia, por si no se ha dado cuenta! Y si quiero levantarme en plena noche para tomar aire, me levantaré en plena noche para tomar aire, y no venga usted a tratarme como una niña tonta. Mi padre es un general, y me ha enseñado a cuidarme sola. —Esto no era cierto, pero ella no iba a admitirlo. La furia también la dominaba ahora, cortante y aguda como un puñal.

El hombre la contempló con los ojos muy abiertos, y su enfado y su miedo se convirtieron en perplejidad.

—Anna...

—¡Y no estamos casados todavía, así que no me llame por mi nombre de pila! ¡Soy la señorita von Weichsner para usted!

Anna se dirigió al castillo. El barón trató de sujetarla una vez más, pero ella le dio una bofetada y se alejó dando largas zancadas, con su bata flotando detrás de ella como una nube de color rosa. Él no la siguió.

3 comentarios:

  1. Al rico chocolate! Una entrada deliciosa!!!mmmmm

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  2. Gracias por el comentario y el aporte, Cata :-) Iré a echarle un vistazo a tu blog. ¡Besos!

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