En el episodio anterior dejamos a Rhett Bongo de pie frente a Scarlett O'Hada pidiéndole matrimonio (de rodillas no; Rhett Bongo era de...

LO QUE EL VENTARRÓN SE LLEVÓ (3)

En el episodio anterior dejamos a Rhett Bongo de pie frente a Scarlett O'Hada pidiéndole matrimonio (de rodillas no; Rhett Bongo era demasiado orgulloso como para eso). Espero que no se hayan muerto de ansiedad durante la espera por saber qué ocurriría a continuación :-) No sufran más, mis amores, porque aquí está, por fin...

LO QUE EL VENTARRÓN SE LLEVÓ
(tercera parte)

—Cásate conmigo —le pidió Rhett a Scarlett— y entre los dos restauraremos el esplendor de Taralandia.

—Pero Rhett, ¿que parte de "no me gustan los duendes babosos" no has entendido?

—¿Te he dicho ya que he recuperado mi fortuna y que ahora soy inmensamente rico?

—Oh. ¡Está bien, acepto! ¿Cuándo nos casamos?

Así fue como Rhett y Scarlett O'Hada contrajeron matrimonio en una boda rebosante de lujos y se fueron a vivir juntos a un palacio en Atlantolia. Eso sí: Scarlett mantuvo su apellido de soltera porque, según ella, "Scarlett Bongo" la hacía ver gorda.

Sin embargo, Scarlett seguía suspirando por Ashley Soso, quien durante la guerra había contraído una extraña afección y ahora necesitaba chupar sangre humana para vivir. A Scarlett esto no le importaba, pues ahora Ashley se veía todavía más guapo ante sus ojos, con su mortal palidez, sus cincelados pectorales de Adonis y sus ojos de color bronce. Además, Ashley ya no envejecía, de modo que siempre se mantendría joven y apuesto.

—Ashley, ¿por qué no escapamos juntos y me conviertes en chupasangre para que los dos podamos vivir felices por toda la eternidad? —le preguntaba Scarlett.

—Lo siento, Scarlett, pero aunque en el fondo siento algo por ti, mi amor eterno le pertenece a Bella Melanie. ¡Oh, Bella Melanie!, ¿dónde estás? Acabo de componer una canción de cuna para ti.

Rhett Bongo también había contraído una extraña afección durante la guerra: una noche al mes se convertía en un duende lobo y salía a aullarle a la luna llena. Fue por eso que él y Scarlett tuvieron una hijita muy, muy peluda a la que le gustaba correr por el bosque en pos de las ardillas y morder los tobillos de los carteros.

Scarlett no quedó muy conforme con la pérdida de su figura durante el embarazo, ya que su cintura había aumentado 2 mm de circunferencia.

—¡No volveré a tener hijos! —se quejaba—. ¡He perdido mi belleza! ¡Ahora soy menos hermosa que Ashley Soso, y jamás podré conquistarlo! ¡Buaaaaaaa!

Por su lado, Melanie Flor también estaba experimentando cambios poco favorables: había empezado a marchitarse, como todas las criaturas de su especie. Andaba por ello a lo zombi, dejando pétalos aquí y allá. A pesar de eso, Ashley todavía la idolatraba.

Bella, Bella Melanie, Melanie, tú eres la única mujer de mi vida.

Scarlett, obviamente, no estaba nada feliz con la situación, pero dado que tenía un carácter demasiado fuerte como para tirarse por un risco en un arranque de desesperación depresiva, más bien estaba pensando en la mejor manera de deshacerse de Melanie Flor. Incluso había empezado a practicar rebanando remolachas con un cuchillo de carne.

Voy a acabar contigo, estúpida Bella Melanie Flor.

Rhett Bongo tampoco estaba feliz con este ¿cuadrado? amoroso, pero al menos tenía de consuelo a su peluda hijita. Por desgracia, la niña fue corriendo detrás de un gato y terminó atropellada por una carroza :-( Pobrecilla.

Como si lo anterior no fuera tragedia suficiente, Melanie fue a consolar a Rhett y murió poco después dando a luz a su segundo pimpollito. Entonces fue Ashley Soso quien se puso a llorar por los rincones, y Scarlett, naturalmente, fue a consolarlo a él en lugar de a Rhett Bongo.

—¡He perdido a mi dulce Bella Melanie —se lamentaba Ashley.

—Vamos, ni que fuera tan terrible —le respondió Scarlett—. Al fin y al cabo, ella no era nada interesante, y se lo pasaba tropezando y chocando contra los muebles.

—¡Ya no tengo una razón para vivir!

—Pero sí, tontuelo, me tienes a mí, que soy guapa, hermosa y bella. ¿Qué más podría importarle a un chupasangre como tú?

—¡Me voy a exponer al sol en Italia para desintegrarme!

—Pero...

—¡Mi amor por Bella Melanie quedará inmortalizado en una tragedia literaria como Romeo y Julieta!

—Ashl...

—¡BUUUAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

Scarlett parpadeó, súbitamente enmudecida. Luego dio un paso atrás y dijo:

—¿Cómo es que no me había dado cuenta antes de lo estúpido que eres?

Ashley continuó lloriqueando.

—De verdad, ahora entiendo que, si me casara contigo, no te aguantaría ni dos meses —continuó Scarlett—. ¿Rhett? ¿Rhett, dónde estás? ¡Rhett, amor mío!

Scarlett dejó a Ashley sonándose los mocos y empezó a buscar a su marido. Rhett, sin embargo, no aparecía por ningún lado. Scarlett buscó pistas de él: fibras de ropa, huellas digitales, pelos de duende lobo, incluso alguna pulga extraviada. Analizando las fibras en un microscopio y después el ADN de la sangre en la pulga, Scarlett consiguió determinar que Rhett estaba usando pantalones morados y que la pulga era del gato de la vecina. Los pelos le dijeron que Rhett estaba mudando el pelaje por el verano. Esto no la estaba llevando a ninguna conclusión útil, sin embargo, de modo que Scarlett usó técnicas de interrogación avanzada con los vecinos y así averiguó que Rhett había sido visto por última vez a las 17:00 en una esquina frente a la plaza, marcando territorio en una farola.


No obstante, ya en la farola, la temperatura de la orina de Rhett Bongo le indicó a Scarlett que él se había ido de ahí media hora antes. Ella regresó a su casa y, ¡oh sorpresa!, descubrió que Rhett estaba ahí, empacando sus maletas.

—Rhett, ¿qué haces? —le preguntó.

—Me largo. Mi dignidad de duende lobo sureño está harta de tantas cursilerías románticas.

—¡Pero Rhett, si yo te amo! ¡Te he amado siempre, y ahora entiendo que nunca amé de verdad a Ashley Soso!

—Nah, es demasiado tarde. Me voy. Tengo mejores cosas que hacer que ser parte de un culebrón paranormal.

—Pero Rhett, si tú te vas, ¿adónde voy a ir? ¿Qué voy a hacer?

—Francamente, querida, me importa un bledo. —[Esta frase la dejo igual que en la película porque es PERFECTA.]

Rhett cogió su maleta y se perdió en la niebla. Scarlett, devastada, se arrastró por el piso un buen rato, pero dado que nuestra heroína tenía demasiado carácter como para pasarse tres meses llorando con la mirada en blanco, de pronto recordó que su fuerza provenía de Taralandia.

El rostro de Scarlett se iluminó. Poniéndose en pie con los hombros hacia atrás y la cabeza en alto, ella dijo:

—¡Elemental, mi querido Watson! Volveré a Taralandia y encontraré la manera de recuperar a Rhett Bongo. Lo buscaré por todos los rincones del planeta utilizando una combinación de GPS y rastreo de tarjetas de crédito. Aunque... bueno, tal vez lo deje para mañana porque ¡mañana será otro día!

FIN

G. E.

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En el episodio anterior dejamos a nuestra pobre Scarlett O'Hada a medio camino de Taralandia, llevando a Melanie Flor y su pimpollito r...

LO QUE EL VENTARRÓN SE LLEVÓ (2)

En el episodio anterior dejamos a nuestra pobre Scarlett O'Hada a medio camino de Taralandia, llevando a Melanie Flor y su pimpollito recién nacido en la carreta mágica de Rhett Bongo. Pero la historia no acaba ahí, de modo que ya les pongo la continuación de...

LO QUE EL VENTARRÓN SE LLEVÓ
(segunda parte)

Scarlett O'Hada llegó por fin a Taralandia. El Círculo Místico de los Trece Robles había sido cruelmente arrasado por los extraterrestres y los dragones, pero Taralandia aún seguía en pie. Sin embargo, todo el mundo se había ido excepto la familia de Scarlett. Su madre había muerto recientemente de gripe marciana y su padre había sido hechizado por un mago, de tal manera que ahora sólo podía expresarse con palabras que únicamente contuvieran la vocal A. Por supuesto, no se le entendía ni la mitad de lo que decía, pobrecillo. Largaba frases tan pintorescas como: "La parra brava a la cavar mata frazada blanda."

Nuestra heroína, sin embargo, era demasiado práctica como para dejarse desalentar, de modo que, emulando a la famosa Martha Stewart y los consejos del programa Utilísima, pronto tomó las riendas de Taralandia para sacarla adelante. Scarlett incluso escribió varios libros al respecto, entre ellos:

CÓMO COCINAR HIERBAS DE HUERTOS SAQUEADOS

ASESINANDO INVASORES DE REINOS ENEMIGOS

ADMINISTRACIÓN DEL DINERO ROBADO A LOS INVASORES

CONFECCIÓN DE ROPA CON CORTINAS Y ALFOMBRAS

LIMPIEZA DE ROPA INFESTADA POR PIOJOS ALIENÍGENAS

El vestido me quedó pasable, pero dudo de que este nabo baste para una sopa decente. ¿Qué haría Martha Stewart?

Básicamente, Scarlett aprendió a administrar su propiedad, defendiéndola de los codiciosos (y lujuriosos) soldados de los castillos del aire que aún rondaban por ahí. También recibió en su casa a los soldados de su propio bando que volvían derrotados (matar a los alienígenas con microbios no había sido suficiente para asegurar la victoria). Entre ellos se encontraba Ashley Soso. Scarlett trató de conquistarlo una vez más, pero Ashley todavía estaba enamorado de Melanie Flor.

Hacía falta más dinero para administrar Taralandia, y como el precio de los polvos mágicos había caído hasta el suelo (ya nadie necesitaba polvos mágicos; los extraterrestres habían muerto pero su tecnología aún funcionaba de maravilla), Scarlett fue a reunirse con Rhett Bongo para pedirle su oro de duende. Por desgracia, los enemigos le habían confiscado el pote de oro y Rhett estaba preso, de modo que Scarlett engañó al novio de su hermana y se casó con él. Su hermana se enfadó tanto que explotó en una lluvia de chispas mágicas. Scarlett, siempre práctica, usó las mismas para decorar el árbol de Navidad y después escribió un libro sobre el tema.

Por un tiempo, Scarlett continuó defendiendo Taralandia de los invasores y los cobradores de impuestos de los castillos del aire. Leyó tantas novelas de caballería que estuvo a punto de secársele el cerebro, pero, una vez equipada con su armadura y un unicornio de guerra, se transformó en una campeona admirable a quien todos los enemigos de Taralandia llegaron a temer.

¡Marchaos de mis tierras, malvado gigante, u os haré trizas con mi lanza!

No obstante, los enemigos no se rindieron, y tras una batalla fenomenal en la que también cayeron algunos molinos de viento inocentes, el nuevo esposo de Scarlett pasó a mejor vida.

Rhett Bongo fue liberado entonces de las mazmorras, y tras una apasionada declaración de amor, le pidió a Scarlett O'Hada que se casara con él, prometiéndole que la ayudaría a restaurar el esplendor de Taralandia. Scarlett le respondió... bueno, eso lo sabrán en el último episodio, porque esto ¡continuará!

G. E.

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Me encanta la película Lo que el viento se llevó . La veo cada vez que tengo la suerte de pescarla en la TV, y aún no me aburro con las aven...

LO QUE EL VENTARRÓN SE LLEVÓ (1)

Me encanta la película Lo que el viento se llevó. La veo cada vez que tengo la suerte de pescarla en la TV, y aún no me aburro con las aventuras y desventuras de Scarlett O'Hara, uno de los personajes más extraordinarios en la historia de la literatura y el cine. De acuerdo, no es una chica agradable sino más bien lo contrario, pero eso es justamente lo que la hace interesante, como al doctor House :-P

Una vez tuve un debate sobre lo que constituye el tema central de una historia. En ese momento dije algo así como que la trama de La guerra de las galaxias podría trasladarse a un mundo mágico con dragones y espadas de metal sin mayores cambios, y un tiempo después se me ocurrió que quizás podría hacer algo parecido con las tramas de otras historias. No para llevarlas a un mundo fantástico necesariamente, sino para contarlas de una manera distinta pero manteniendo los elementos principales de los personajes y la acción.

Y así fue como se me ocurrió la idea para la historia que voy a contar a continuación, en tres partes (será en tres partes por la cuestión de los dibujitos, que me toman su tiempo). Iré cambiando de género literario según convenga a la historia.

De este modo empieza...

LO QUE EL VENTARRÓN SE LLEVÓ
(primera parte)

Había una vez, en el reino mágico de Georgialandia, una hermosa criatura llamada Scarlett O'Hada que era envidiada por todas sus amigas y codiciada por todos los seres masculinos, desde los magos hasta los gigantes verrugosos. Sin embargo, ella sólo tenía ojos para un apuesto elfo llamado Ashley Soso, quien a su vez le daba calabazas porque, aunque también se sentía atraído por Scarlett O'Hada, estaba a punto de casarse con una dulce y frágil criatura del bosque llamada Melanie Flor. Scarlett O'Hada se prometió a sí misma que haría todo lo posible para conquistar a Ashley Soso, a pesar de que en general su lema era dejar las cosas para mañana "porque mañana será otro día".

Durante una fiesta en el Círculo Místico de los Trece Robles, Scarlett notó que alguien la contemplaba con admiración: era el apuesto Rhett Bongo, un duende con mala fama en todo el reino debido a su costumbre de apostar en carreras de unicornios, coquetear con las ninfas de agua y quebrantar toda posible ley dictada por los espíritus de la magia.

Scarlett O'Hada ignoró las miradas seductoras de Rhett Bongo y buscó a Ashley Soso a la sombra del milenario Sauce Violeta. Ahí nuestra bella heroína le propuso a su amado que rompiera su compromiso con Melanie Flor, pero él se mantuvo firme y Scarlett le tiró un pequeño gnomo por la cabeza. Ashley se marchó y entonces Rhett, quien estaba escondido detrás del Sauce Violeta, salió de su refugio para coquetearle una vez más.

¡No estoy interesada en duendes babosos, Rhett Bongo!

Scarlett estuvo a punto de lanzarle a Rhett otro pequeño gnomo (nuestra heroína tenía muy buena puntería), pero Rhett prometió guardar el secreto de su amor por Ashley y de esta manera hicieron las paces (más o menos).

Horas después, todos los invitados a la fiesta se enteraron de una terrible noticia: ¡el reino de Georgialandia estaba en guerra! Los reyes de los castillos del aire estaban enfrentados con los reyes de los bosques terrestres por el comercio de polvos mágicos y la explotación de los trolls, que eran utilizados como esclavos.

Rhett intervino para decir que sin duda ganarían los reyes de los castillos del aire, dado que ellos tenían dragones y caballos alados. Su opinión no gustó mucho, y enseguida le arrojaron salamandras de fuego para que se callara.

Poco antes de que comenzara la guerra, Ashley Soso se casó con Melanie Flor. Scarlett O'Hada, por despecho, se casó con el hermano de Melanie, a quien en realidad no amaba ni un poquito.

Empezó entonces la guerra en Georgialandia. Sin embargo, los reyes del aire no atacaron con dragones ni caballos alados, sino ¡con mercenarios del espacio exterior, que aterrizaron en sus naves espaciales y comenzaron a desintegrar a las criaturas mágicas con sus rayos de la muerte! Los extraterrestres no mostraron compasión alguna por las criaturas de los bosques, aniquilando a hadas, ninfas, gnomos y duendes por igual. Al parecer tenían un plan de dominación terrestre, para el cual habían desarrollado tecnología avanzada y técnicas de experimentación biológica.

Scarlett se enteró de que su flamante marido había sido convertido en cenizas durante una batalla. Esto le dio a Rhett Bongo la oportunidad de seguir coqueteando con ella, pero aunque compartieron un baile o dos en las Cavernas de Cristal de Atlantolia donde se refugiaban, Scarlett aún seguía enamorada de Ashley Soso.

La invasión extraterrestre llegó poco a poco hasta las Cavernas de Cristal. Scarlett ayudó a Melanie Flor a parir a su pimpollito, y como necesitaban ayuda para escapar, huyeron en la carreta mágica de Rhett Bongo, atravesando las pintorescas ciudades de Atlantolia que ya estaban siendo arrasadas por los malvados seres espaciales.

¡Venimos en paz! ¡Ack, ack, ack!

A medio camino del hogar de Scarlett, Taralandia, Rhett se despidió para unirse a la guerra. Al parecer tenía un plan secreto para destruir a los invasores (algo relacionado a los microbios). Scarlett le pidió que se quedara, pero Rhett le dijo que parara de quejarse pues ella podía arreglárselas sola. Se despidieron con un beso apasionado y Rhett desapareció volando en el horizonte, estornudándole en la cara a cualquier extraterrestre que se cruzara en su camino.

Continuará.

G. E.

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¡Mi dragón Donald ya tiene un año de edad! Mucho ha sucedido desde que nació , y la verdad es que no podría estar más orgullosa de mi "...

EL CUMPLEAÑOS DE MI DRAGÓN

¡Mi dragón Donald ya tiene un año de edad! Mucho ha sucedido desde que nació, y la verdad es que no podría estar más orgullosa de mi "hijito" :-) Lo mínimo que podía hacer era organizar una gran fiesta para celebrar su cumpleaños, y eso fue exactamente lo que tuvo.

Tuvimos que realizar la fiesta a la intemperie, eso sí, porque mi muchacho ha seguido creciendo desde la Noche de Brujas. Ya debe de estar pesando como media tonelada y mide más de tres metros, por lo que simplemente no cabe en mi casa. A decir verdad, me sorprende que todavía pueda volar, pero al parecer las bestias mitológicas no tienen problema alguno en desafiar las leyes de la física.

En fin, la fiesta fue grandiosa, todo un éxito. Invité a algunos vecinos del barrio, horneé un pastel de chocolate, bollitos de limón y otras cuantas delicias, serví limonada y limoncello (dependiendo de la edad de cada invitado) y puse música para todos los gustos.

Mi dragón quedó muy conmovido por el gesto, y hasta se puso a llorar cuando le entregué el pastel con su única vela.


¿Verdad que es muy tierno para tratarse una bestia enorme que arroja fuego? Que luego no se diga que los dragones son perversos ni nada por el estilo. Mi Donaldito es un bombón.

Le regalé unas gafas de aviador para sus vuelos, así no se le meterán insectos en los ojos (es algo que le ocurre sorprendentemente a menudo).

El único que no lo pasó tan bien fue mi gato. Pensé que se escondería bajo una cama hasta que pasara la fiesta (no le gustan los extraños), pero al terminar la celebración no lo encontraba por ningún lado. Le pedí a Donald que me ayudara a buscarlo, y finalmente lo hallamos flotando por el barrio. Creo que mis vecinitos (niño y niña) pensaron que sería divertido atarle unos globos.


Desatamos al minino, le dimos algo de jamón para consolarlo y terminamos de limpiar el desorden.

¡Feliz cumpleaños, Donald!

G. E.

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Más allá de que la película Avatar de James Cameron sea más predecible que un reloj, los culebrones o los discursos de los políticos en cam...

YO, NA'VI

Más allá de que la película Avatar de James Cameron sea más predecible que un reloj, los culebrones o los discursos de los políticos en campaña electoral, hubo algunos conceptos que me gustaron mucho, sobre todo por mi molesta conciencia ecológica. Ya quisiera que nuestro planeta pudiera defenderse solo de las agresiones de la humanidad como en la película, o que pudiéramos conectarnos físicamente a seres vivos de otras especies, incluyendo los árboles.

Y sobre todo, ¡me chiflan los na'vi! ¿Tres metros de estatura y huesos súper fuertes? ¡Eh, suena estupendo! Sobre todo considerando que mi estatura real apenas llega al metro y medio y tengo que estirarme para alcanzar los estantes más altos en el supermercado.

En fin, tal como en el artículo donde me puse una cabellera tan larga como la de Rapunzel, por la magia de este blog decidí ser una na'vi por un rato. Para eso sólo tuve que concentrarme mucho, exprimiendo mis sacrificadas neuronas creativas; luego puse la banda sonora de la película (que tengo en un CD) y ¡tadááááá!, ya era una na'vi de tres metros con larga trenza y taparrabos :-D Un poco más de trabajo mental y estaba en Pandora. Menos mal que mi mente es rápida, porque mi nuevo cuerpo imaginario estaba empezando a asfixiarse en la atmósfera de la Tierra.

Feliz y contenta con mi nueva estatura, me puse a saltar por todo el planeta, comiendo frutas raras y dejándome caer desde árboles altísimos. De acuerdo, las primeras veces me di de cara contra el suelo; ¿cómo evitarlo, si los días torpes también se cuelan en mi imaginación como parientes no deseados que vienen de visita sin avisar? Sin embargo, al cabo de un rato ya dominaba la cosa y era capaz de colgarme de hojas y ramas como una versión gigantesca y azul de Tarzán. O tal vez una cruza entre Tarzán, una jirafa, un pitufo y un puerto USB.

¡Ah, casi había olvidado lo de conectarme a otros seres vivos! Utilizando mis apéndices nerviosos, me enchufé a algunos árboles para saber qué "hablaban" entre ellos. Era como estar en medio de una multitud pero con temas exclusivamente vegetales: que cuál es la mejor hora para hacer fotosíntesis, que si aquel árbol de allá se cree muy importante porque brilla en la oscuridad, que menuda plaga son las termitas, blablablá. Se me ocurrió que podría escribir un libro al respecto y todos los árboles se asustaron de inmediato (a algunos hasta se les cayeron las hojas), no porque yo pensara escribir sobre ellos sino por la idea de acabar como pasta de celulosa. Traté de pensar en activistas de Greenpeace para tranquilizarlos.

Luego busqué animales para conectarme con ellos. La cosa marchó bien al principio: yo pensaba en rascarles la panza como a mi gato y ellos hacían ruiditos de contento... pero algo comenzó a salir mal. Algún pensamiento mío les estaba produciendo rechazo, puesto que al cabo de un rato se pusieron de acuerdo para escapar de mí como si portara alguna peste.

¡Eh, no te vayas, sólo quiero conectarme
a tu sistema nervioso y chatear un rato!

Finalmente comprendí qué estaba pasando: debieron de captar algunas imágenes sobre mi trabajo en la clínica veterinaria; concretamente, las que muestran que parte de mi labor con los animales consiste en pincharlos con agujas o meterles un termómetro (frío, además) por el trasero.

Uf. Me costó un poco aclarar el malentendido (o sea, que todas esas cosas las hago por el bien de las mascotas), pero al final llegamos a un entendimiento y charlamos un rato a través de nuestras conexiones nerviosas.

Ahora que he vuelto a la realidad, lo tengo decidido: quiero ser una na'vi en mi próxima vida. ¿¿¿Dónde lleno el formulario para eso???

G. E.

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