¿Han leído ya mi artículo sobre el paseo que hice a Casapueblo ? Eso fue por Uruguay, pero la verdad es que a lo largo de mi vida he tenido ...

UN PASEÍTO POR PITEÅ, SUECIA (1)

¿Han leído ya mi artículo sobre el paseo que hice a Casapueblo? Eso fue por Uruguay, pero la verdad es que a lo largo de mi vida he tenido la suerte de viajar a unos cuantos países extranjeros, ya sea en autobús o por avión. La última vez que salí de Uruguay fue para ir a Suecia. No fue un paseo turístico, sin embargo, sino que fui a visitar a alguien. Aun así resultó ser una experiencia turística estupenda, especialmente por mi mentalidad más afín al funcionamiento ordenado de los países de primer mundo; es decir, me siento más a gusto en ellos que sumergida en la mediocridad tercermundista de Uruguay (sí, es lo que pienso de mi país; desearía no pensarlo, pero las cosas están como están y no voy a andar por ahí diciendo que vamos bien si los hechos dicen lo contrario).

Tuve que tomar tres aviones distintos para llegar hasta ahí: de Uruguay a Madrid, de Madrid a Estocolmo y de Estocolmo a mi destino final, Piteå (se pronuncia Píteo). La agencia de viajes coordinó los dos primeros vuelos, mientras que el tercero lo agendé a través de Internet y por pago electrónico. Ventajas de la tecnología moderna :-) Debo decir que, por más emocionante que suene lo de viajar en avión, en realidad es un sistema que con el tiempo ha dejado de gustarme. ¡Es que resulta cansador e incomodísimo! (Lo de morir en un avión no me preocupa. Tengo más probabilidades de que me atropelle un auto en Uruguay, dado que nuestro tráfico es caótico.) Encima, el tercer avión que tomé en este viaje era DIMINUTO, tanto que incluso yo, con mi metro y medio de estatura, apenas cabía en el asiento. Sin embargo, el último vuelo también fue el más bonito en cuanto a la vista, porque la Península Escandinava se ve FENOMENAL desde arriba.


¿No les encanta todo ese verde? Era puro bosque, con lagos, más bosque, alguna ciudad pequeña, luego más lagos y más bosque. En la foto también se ven algunas turbinas eólicas, puesto que los suecos le apuestan mucho a las fuentes de energía renovables.

En fin, de esta manera llegué a Piteå, donde me recibieron las personas a las que había ido a visitar. Piteå es una ciudad bastante pequeña, como una de esas ciudades del interior de Uruguay, salvo que en Piteå están rodeados de bosques en lugar de praderas suavemente onduladas. Fui a mediados de año, o sea que era verano y por lo tanto no había nieve por ninguna parte. Era puro verde, verde, verde. Supongo que hay mucho verde para compensar por los meses en que los suecos sólo ven nieve, nieve, nieve :-D

Lo primero que me llamó la atención acerca la ciudad fue la LIMPIEZA, pero claro, la ciudad donde yo vivo está tan mugrienta últimamente que cualquier otro lugar del mundo me parece más limpio :-P Aquí van las primeras fotos de Piteå:




Las dos primeras son del centro de la ciudad, la tercera es de un parque que hay no muy lejos de allí. En ese parque se llevó a cabo una celebración tradicional veraniega, con bailes y canciones.


Por cierto, en esta última foto se encuentra la segunda cosa que me llamó la atención: personas en sillas de ruedas. En Uruguay hay muchas personas discapacitadas (en parte debido a la gran cantidad de accidentes de tráfico), pero raramente salen a la calle porque la ciudad no está adaptada para su libre circulación. Es decir, casi no hay rampas, muchas aceras están rotas, y hay tantas subidas y bajadas que resulta tremendamente difícil empujar una silla de ruedas. (Tomen nota, gobernantes de Uruguay: vamos muy mal parados en cuanto a la igualdad de derechos para los discapacitados.) En Piteå, sin embargo, sí hay rampas y senderos para la circulación de sillas de ruedas, peatones y bicicletas. Es sumamente cómodo desplazarse por cualquier lado.

Aquí van algunas fotos más de la ciudad:






Pintoresco, ¿verdad? Y tranquilo. La tercera cosa que me llamó la atención fue esa tranquilidad. Sí, la ciudad donde yo vivo es una capital y las capitales tienden a ser más ruidosas que las ciudades periféricas, pero algunas personas tienen la mala costumbre de hacer ruidos innecesarios, por ejemplo poniendo la música a todo volumen en plena calle o recortando los caños de escape de las motocicletas para dejar sordos a todos los vecinos. La polución sonora es un verdadero problema por estos lares. O sea, en Piteå mis oídos disfrutaron de un merecido descanso :-D

Animales que vi en la ciudad: gatos, perros, muchas aves y... erizos. Sí, en dos ocasiones vi unos simpáticos erizos caminando de un lado a otro sin ninguna preocupación aparente. Claro que si yo estuviera cubierta de púas tampoco me preocuparía por casi nada :-P

Bien, para los que se estén preguntando qué se come en Suecia, les diré que el menú fue bastante variado en la casa donde yo estuve :-D Comí muchas patatas hervidas o al horno, tacos, carne de alce y reno, salmón al horno, pescado a la plancha, hamburguesas, frutas varias (incluyendo naranjas, manzanas y piñas), ensaladas, fresas recolectadas del jardín, unas bolas hechas de masa de patata y harina (hervidas y rellenas de jamón; es el platillo local), diversos tipos de pan, queso, pasta con carne picada, panqueques, helado, arroz, quinoa, y seguramente unas cuantas cosas más que no recuerdo en este momento. Y para beber había té, café, leche, cada tanto vino, y también era una costumbre de fines de semana hacer brindis con licor :-P (De paso les cuento el siguiente dato: en Brasil y España también se come de maravilla, mientras que los Estados Unidos son el peor lugar que he conocido en cuestiones culinarias, al menos para los turistas de clase media.) Por cierto, no vi mucha gente gorda en Suecia. Se ve que comen bien en el verano y luego adelgazan todas esas calorías cuando viene el clima frío. Y para que tengan una idea sobre el frío, les diré que los termómetros estaban regulados para marcar hasta 30 grados sobre cero... y 30 grados bajo cero. ¡Brrrrr! Las temperaturas veraniegas eran de moderadas a cálidas, como una primavera en mi ciudad (o sea, no tuve que comprarme más ropa que la que uso en mi propio país).

Bien, corto por aquí y les contaré el resto en la siguiente entrada :-)

G. E.

2 comentarios:

Llámenme Gissel. Voy a contarles ahora una aventura que tuve con mi dragón, una aventura loca, mojada y con un fuerte olor a pescado :-P T...

EL CAPITÁN AHAB VS. GREENPEACE

Llámenme Gissel. Voy a contarles ahora una aventura que tuve con mi dragón, una aventura loca, mojada y con un fuerte olor a pescado :-P

Todo empezó cuando mi dragón y yo estábamos sobrevolando el océano de camino hacia ningún sitio en particular. De pronto el cielo se oscureció por unas nubes de tormenta, y poco después cayeron sobre nosotros litros y más litros de agua sumados a unas cuantas descargas eléctricas. Un rayo le pegó a mi Donaldito en los cuernos y caímos en picado hacia las olas embravecidas.

Desperté a la mañana dando las gracias a mi dragón por haberme mantenido a flote, dado que, aunque yo hubiese sabido nadar, no habría podido hacerlo en medio de la tormenta. Donaldito, mientras tanto, estaba espantando a coletazos a unos cuantos tiburones y sirenas caníbales.

Mi pobre dragón se había torcido un ala al chocar con el océano, de modo que no podía volar. Empezó a nadar entonces como los cocodrilos, agitando la cola, hasta que vimos un barco en el horizonte. Unos cuantos marineros se acercaron en un bote, y yo pensé que venían a rescatarnos.

No obstante, los marineros traían arpones. Y caras de mala leche. Luego contemplaron a mi dragón de cerca y sus ceños fruncidos se convirtieron en expresiones de desconcierto.

—No es una ballena —dijo uno de ellos.

—Pero tal vez tenga aceite de todas maneras —replicó otro.

—De acuerdo, vamos a matarlo.

—¿Qué? ¡¡De ninguna manera!! —exclamé yo, y mi dragón lanzó unas cuantas llamaradas, amenazando con quemar el bote—. ¡Aquí nadie va a matar a nadie, o como mínimo quien resulte muerto no será mi dragón, carajo! ¡Ahora rescátennos, que hemos naufragado!

Los marineros accedieron de mala gana a mi orden. Subí al bote y mi dragón nadó detrás. Poco a poco nos acercamos al barco... el cual ostentaba, en un costado, el nombre Pequod.

Ay, ay, ay. ¿En qué lío nos habíamos metido? ¿Acaso la tormenta había abierto un agujero a otra dimensión o qué? Oh, bueno, en ese momento la única alternativa era trepar al barco, sobre todo porque yo ya estaba más arrugada que una pasa de uva. Encima, el agua de mar es pésima para el cabello. Sin embargo, una vez en la cubierta me enfrenté a decenas de marineros de todas las razas y con cara de babosos.

—Oh, ¡una mujer! —dijeron al unísono, sacando la lengua y desabrochándose los cinturones. Buf. Hombres. Mi dragón lanzó unos cuantos gruñidos de advertencia.

—No se hagan ilusiones —respondí—. Nadie aquí me pondrá un dedo encima a menos que primero me inviten a unas cuantas citas y me regalen bombones de chocolate. Quien no acepte estas condiciones sufrirá una rápida mutilación por parte de mi Donaldito.

La verdad, no fue una gran amenaza, dado que todos esos cazadores de ballenas estaban cubiertos de cicatrices y a más de uno le faltaba alguna parte del cuerpo. Pero desistieron de sus depravadas intenciones, al menos por el momento.

Entonces apareció el capitán de la nave.

—¡¡¡LA BALLENA BLANCA!!! ¿¿HABÉIS VISTO YA A LA BALLENA BLANCA?? ¡¡¿¿DÓNDE ESTÁ ESA MALDITA BALLENA BLANCA??!! ¿¿Y QUÉ CARAJO HACE UN ENORME DRAGÓN AZUL EN MI BARCO??

Era el capitán Ahab, por supuesto, con su cicatriz en la cara y su famosa pata de palo hecha de hueso de ballena.

—Eh, buenas tardes, capitán —saludé—. Mire, mi dragón y yo acabamos de sufrir un percance. Nos iremos en cuanto él pueda volar de nuevo. Mientras tanto, podríamos colaborar con las tareas del barco, como limpiar o pescar. Y yo podría entretener a la tripulación —los marineros volvieron a poner cara de babosos— CANTANDO, que se me da bastante bien. —Hubo numerosos gruñidos de desilusión.

—Bien, ¡pero lo que realmente me interesa es MATAR A ESA CONDENADA BALLENA BLANCA! ¡¡UN DOBLÓN DE ORO A QUIEN VEA PRIMERO A LA BALLENA BLANCA!!

¡¡ACABARÉ CONTIGO, MALDITA BALLENA
BLANCA DE PORQUERÍAAAAA!!

"Válgame, qué plomazo monotemático y gritón", pensé. Pero bueno, al menos podríamos quedarnos en el barco hasta que mi dragón se recuperara de la torcedura.

Mi Donaldito y yo encontramos unas cuantas tareas adicionales a las cuales dedicarnos, aparte de la limpieza y la pesca. Mi dragón ayudó en la cocina, proporcionando llamaradas y ahorrándole así combustible al cocinero, y yo apliqué mis conocimientos de veterinaria para curar a los marineros de dolencias varias (total, todos ellos calificaban como bestias). Eso sí: debí mantener un garrote a mano todo el tiempo, para pegarles en la cabeza en caso de que intentaran propasarse. También traté de explicarles por qué está mal cazar ballenas, pero no entendieron los conceptos de "crueldad animal" ni "explotación no sustentable". Bue. Igualito que los japoneses.

Unos días más tarde hubo otra tormenta eléctrica. Cuando al fin se despejó el cielo, vimos otra nave en el horizonte: ¡un barco pirata con velas negras!

A pesar de los arponazos, los piratas abordaron el Pequod esgrimiendo sus espadas y dirigiéndonos unas sonrisas temibles (en parte por la expresión, en parte por la urgente necesidad de un buen tratamiento odontológico).

—¡Entregadnos el oro! —bramó el capitán, quien era el mismísimo Jack Sparrow.

Como respuesta, mi dragón le soltó un gruñido cargado de humo y llamas.

—Eh... ¿parley? —dijo Jack Sparrow.

—¿QUÉ ES ESTO? —exclamó Ahab saliendo de su camarote—. ¿POR QUÉ NOS HEMOS DETENIDO? ¿¿HABÉIS VISTO A LA BALLENA BLANCA?? ¡¡¿¿DÓNDE ESTÁ LA BALLENA BLANCA??!! ¿¿Y POR QUÉ MI BARCO ESTÁ LLENO DE PIRATAS?? ¡¡LARGO DE AQUÍ, BRIBONES, TENEMOS QUE CAZAR UNA BALLENA BLANCA!!

Le expliqué brevemente a Jack Sparrow la cuestión de la ballena mientras Ahab seguía gritando y empujando a los piratas fuera del Pequod.

—¿Seguro que la ballena no le comió al capitán otra parte del cuerpo además de la pierna? —me susurró Jack Sparrow—. Snip, snip, ¿savvy? —Sparrow se dirigió al capitán Ahab—: ¡Eh, capitán! ¡Uno de mis piratas sí ha visto una ballena blanca!

—Esa ballena se comió mi brazo —dijo el aludido agitando una prótesis que terminaba en un cuchillo—. Creo que se fue por allá.

—¡¡EXCELENTE!! ¡¡AHORA LARGO DE AQUÍ TODO EL MUNDO, TENEMOS UNA BALLENA BLANCA QUE CAZAR!! ¡¡FUERA, FUERA, FUERAAAAAAAAAAA!!

A fuerza de más empujones y puntapiés con su pata de hueso, Ahab terminó de echar a los piratas. Cambiamos el rumbo, entonces, a fin de perseguir a la dichosa ballena... y nos topamos con el Holandés Errante, capitaneado por Davy Jones. Esta vez Ahab bramó:

—¿¿POR QUÉ SIGUEN INTERRUMPIENDO MI CACERÍA DE LA BALLENA BLANCA?? ¿¿Y QUÉ HACEN EN MI BARCO UN MONTÓN DE MARINOS CON ASPECTO DE MARISCOS??

A esto siguió una batalla más o menos épica que terminó con una paella al estilo español. El arroz lo había comprado Ahab en China. Adivinen de dónde sacamos los mariscos :-D (No es canibalismo si tus difuntos contrincantes tienen forma de criaturas marinas, ¿verdad?)

Hubo una tormenta eléctrica más y entonces encontramos un barco más moderno. Se trataba de un crucero fantasma con un montón de gente cortada a la mitad por toda la cubierta. Antonia Graza, decía en un costado del casco.

—¡¡ESTO TIENE QUE HABERLO HECHO MOBY DICK!! —gritó el capitán Ahab—. ¡¡ESA BALLENA ES EL MISMÍSIMO DEMONIO!! ¡¡DOS DOBLONES A QUIEN LA VEA PRIMERO!!

La verdad, aquellos doblones tenían aspecto de valer mucho dinero en el siglo XXI, pero no me iba a dejar tentar debido a mi molesta conciencia ecológica.

Días después nos cruzamos con tres calaveras, digo, carabelas. Ahab le gritó al capitán de la más cercana:

—¡¡¿¿HABÉIS VISTO UNA PERVERSA BALLENA BLANCA CON ARPONES CLAVADOS POR TODO EL CUERPO??!!

—¡No, buen señor! —respondió el otro capitán—. ¿Habéis visto vos las Indias?

—¡Améric... digo, las Indias quedan por allá, señor Colón! —grité yo. Lo sé, lo sé, podría haberlo despistado, evitando así una masacre de indígenas americanos, pero qué diablos, ¿quién soy yo para cambiar la historia? Y pensándolo bien, tarde o temprano habría llegado algún otro conquistador.

Hubo un período de calma después de eso. Los marineros trataron de cazar ballenas normales, pero los arpones habían desaparecido "misteriosamente" (o sea, Donald y yo los arrojamos por la borda una noche en la que todo el mundo se había emborrachado y nadie estaba prestando atención). Aproveché entonces para hablarles de alternativas al aceite de ballena, y de paso les expliqué que el pescado crudo y las algas también crudas previenen el escorbuto. Pasamos los siguientes días aprendiendo juntos a hacer sushi :-) (A estas alturas los marineros ya no estaban tan babosos, sobre todo porque, tras varios días sin ducharme ni poner acondicionador en mi larga cabellera, la verdad es que me veía bastante impresentable. Encima, me había acostumbrado rápidamente a decir palabrotas igual que ellos.)

Otra tormenta eléctrica, otro encuentro raro con un barco moderno. Éste se hallaba patas arriba (bueno, metafóricamente hablando), y en su interior se escuchaban los gritos de cientos de pasajeros.

—¡¡TIENE QUE HABER SIDO MOBY DICK!! —bramó el capitán Ahab—. ¡¡TRES DOBLONES A QUIEN VEA PRIMERO A ESE MONSTRUO!!

—Ah, bobadas, seguro que fue una ola gigante —respondí—. A ver, Donaldito, ve a hacer un agujero en el casco de ese barco para que todos puedan salir.

Mi dragón obedeció al instante. Luego tuvimos el grave inconveniente de que Ahab NO quería ayudar a los náufragos a menos que aceptaran acompañarlo en su cacería de la ballena blanca, pero por suerte vino otra nave al rescate: un crucero muy bonito en el que sonaba la canción The Love Boat.

Pensé en irme al crucero junto con los náufragos, pero luego decidí que prefería quedarme en un ballenero lleno de marineros babosos y malolientes antes que abordar una nave tan asquerosamente rebosante de cursi romance. En serio, PUAJ. Me habría arrojado por la borda en menos de quince minutos.

Tras una nueva tormenta, uno de los tripulantes del Pequod avistó algo que parecía ser un monstruo marino, pero no era blanco, y tampoco era un monstruo sino un submarino. Un hombre de piel cobriza asomó por la escotilla, pero antes de que pudiera decir palabra, Ahab se le adelantó:

—¡¡ESTOY EN BUSCA DE UNA MALIGNA BALLENA BLANCA!! ¿¿LA HABÉIS VISTO??

—¡¡Y YO PRETENDO ANIQUILAR A LOS INGLESES QUE MATARON A MI FAMILIA!! ¡¡VOS SOIS INGLÉS, PREPARAOS PARA MORIR!!

—¡¡NO SOY INGLÉS, IDIOTA, VENGO DE NANTUCKET!! ¡¡Y ANDO EN BUSCA DE UNA BALLENA BLANCA!!

—¡¡INGLÉS O NO, SÍ SOIS OTRO HOMBRE BLANCO QUE PRETENDE DESTRUIR LAS MARAVILLAS DEL OCÉANO!! ¡¡PAGARÉIS POR ELLO!!

"Por el amor del cielo, cuánto griterío", pensé tapándome los oídos. Lo que nos faltaba: dos fanáticos con intereses opuestos. El capitán Nemo regresó al interior del submarino y éste retrocedió para tomar velocidad. Oh, oh. Aquello no pintaba bien. El submarino se abalanzó sobre el Pequod con toda la intención de hacerlo trizas, pero entonces surgieron del mar unos enormes tentáculos que abrazaron al Nautilus. Al principio dio la impresión de que el calamar gigante pretendía comerse al submarino, pero después de un rato nos dimos cuenta de que... ejem... el bicho tenía intenciones amorosas. Nos retiramos, por lo tanto, a fin de darles privacidad :-D

Seguimos viajando. Como dije antes, no sólo al capitán Ahab le faltaban pedazos del cuerpo, de modo que conseguí un cuchillo y, en los ratos libres, me dediqué a tallar las diferentes prótesis de los marineros para dejarlas más bonitas. Algunos otros me pagaron para que les hiciera tatuajes de mujeres desnudas, y cierto tripulante me pidió... ejem de nuevo... que le tallara un miembro viril muy grande y ornamentado. Complací su pedido pero sin atreverme a preguntarle para qué lo quería, así que nos quedaremos todos con la duda :-P

Tras una última tormenta eléctrica, apareció un nuevo barco... ¡de Greenpeace! Dicha nave se aproximó al Pequod y ambos capitanes dijeron al unísono:

—¡¿¿HABÉIS VISTO UNA BALLENA BLANCA DEL DEMONIO??!

—¡Hola, señor! ¿Han visto ustedes una hermosa y rara ballena blanca?

Hubo un silencio confundido después de eso. Recién entonces los tripulantes de la nave de Greenpeace se dieron cuenta de que estaban frente a un barco BALLENERO, y ya sabemos que los activistas de Greenpeace no se llevan nada bien con los balleneros (benditos sean, poniéndose en peligro para salvar a las pobres ballenas en peligro). Como mi Donaldito ya podía volar a medias, rápidamente nos cambiamos a la otra nave. Los marineros del Pequod, salvo Ahab, claro, me saludaron con la mano y yo devolví el saludo. Pensé que los echaría de menos; casi nos habíamos convertido en grandes amigos, salvo por esos comentarios de tipo pervertido-baboso que aún se les escapaban a ellos de vez en cuando :-P

—¡Allá está la ballena blanca! —dijo alguien, y de pronto reinó el caos en ambas naves.

Efectivamente, a lo lejos se veía una forma blanca que saltaba del agua y volvía a sumergirse en una nube de espuma.

—¡¡QUE NADIE LA TOQUE, ES MÍAAAAAAA!! —gritó Ahab.

—¡Ni se le ocurra lastimarla, pedazo de antiecologista! —gritaron los activistas de Greenpeace—. ¡Demonios, este tipo es peor que los japoneses!

Los dos barcos se dirigieron hacia Moby Dick a toda velocidad. Como era de esperarse, la nave de Greenpeace, propulsada por biodiésel, se adelantó rápidamente al Pequod, interponiéndose entre Ahab y la ballena. Ahab se puso rojo de furia.

—¡¡¡NOOOOOO, NADIE ME PRIVARÁ DE MI VENGANZAAAAAA!!! ¡¡MATARÉ A ESA MALDITA BALLENA BLANCA AUNQUE TENGA QUE DESTRUIROS PRIMERO A TODOS VOSOTROS!!

Menos mal que los activistas de Greenpeace no se andan con chiquitas. Ni tampoco mi Donaldito, puestos en ello. Tras una batalla megaépica, el Pequod quedó hecho trizas, sus tripulantes subieron a los botes salvavidas y Ahab... bueno, a Ahab lo atamos a una boya para que ya no molestara a nadie nunca más.

En cuanto a Moby Dick, nos tomamos el trabajo de quitarle todos los arpones, y tras darnos las gracias, la ballena se marchó muy contenta a reunirse con sus congéneres.

Adoro los finales felices :-)

¿¿CUÁL FINAL FELIZ?? ¡¡MALDITOS ACTIVISTAS
DE PORQUERÍAAAAA!! ¡¡ME VENGARÉÉÉÉÉ!!

¡Buen provecho, tiburones!

G. E.

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¡Otra receta bien fácil para esos días de invierno en los que uno tiene ganas de comer algo con muchas calorías! :-D Les servirá por si quie...

TORTA DE LIMÓN CON PASAS DE UVA

¡Otra receta bien fácil para esos días de invierno en los que uno tiene ganas de comer algo con muchas calorías! :-D Les servirá por si quieren alternar con la torta de vainilla y chocolate, que es lo que suelo hacer, excepto que todo este año hubo una escasez de pasas de uva y la torta no queda igual sin ellas. Por suerte, ¡al fin aparecieron las dichosas pasas de uva en el supermercado y pude hacer la torta! ¡Yipi! [Gissel feliz de tener pasas de uva en el armario de la cocina, ya sea para la torta o para pellizcar a modo de postre después del almuerzo, ya que tienen fibra.]

Empecemos por los ingredientes, que son bastante similares a los de la otra torta...

INGREDIENTES

2 huevos grandes (una vez más, de gallina, no de avestruz)
200 gramos de azúcar
1 cucharada de vainilla (natural, natural, natural)
leche
1/4 taza de aceite (nuevamente, el que a uno le guste)
500 gramos de harina
2 cucharadas de polvo de hornear
la cáscara rallada de un limón (preferentemente sin pesticidas)
150-200 gramos de pasas de uva (se pueden mezclar rubias y oscuras)

Aquí debo añadir algo: hay personas a las que no les gustan las pasas de uva (al gato Garfield tampoco). OK, no las voy a matar por eso, aunque he de advertirles que la torta pierde gran parte de la gracia (y del sabor) sin ellas. Si tienen ganas de experimentar, pueden prescindir de las pasas de uva y sustituir la leche por... vino. Las pasas de uva se llevan bien con el sabor del limón, y la verdad es que el vino también. También se puede sustituir la leche por licor de anís. Nota adicional: ¡¡no se emborrachen mientras cocinan, que hay que vigilar el horno!!

PREPARACIÓN

De nuevo, es similar a la de la torta de vainilla y chocolate. Primero se mezclan en un recipiente los huevos, la vainilla, la leche (o el anís/vino, si se dejan de lado las pasas de uva), el azúcar y el aceite. Se añade la mitad de la harina y se mezcla bien.

Luego se añade el resto de la harina, más el polvo de hornear, las pasas de uva y la cáscara rallada del limón. Esto es importante: no se deben añadir antes las pasas de uva ni la cáscara del limón. ¿Por qué? Si se hidratan las pasas de uva, pesarán más y se irán al fondo de la tartera. En cuanto a la cáscara del limón... no sé qué reacción química se produce por ahí, pero si se añade en el primer paso, la masa se volverá gomosa y quedará con una textura rara después de la cocción.

Por cierto, si no es época de limones, hay maneras de conservar la cáscara rallada en el congelador. Basta mezclar la cáscara de un limón con 3 cucharadas de azúcar (el azúcar en altas concentraciones impide el crecimiento de bacterias y hongos) y ponerla en una bolsita. Todas las propiedades de la cáscara se conservan así durante meses. El jugo del limón también se puede congelar (puro) durante meses (probablemente pierda buena parte de la vitamina C, pero el sabor se mantiene).

¿Donde estábamos? Ah, sí, la mezcla final. Añadir más leche (o vino/anís si no se usaron las pasas de uva) hasta lograr una consistencia blanda sin llegar a líquida (de nuevo, no queremos que las pasas se vayan al fondo). [Mientras tanto, yo me voy zampando algunas pasas de uva que guardé por ahí. Mmmm, ¡me encantan!]

Por último, se vierte la mezcla en la tartera (previamente embadurnada de manteca y harina) y se lleva al horno. El método y tiempo de cocción es igual que para la otra torta: no hace falta precalentar el horno; fuego moderado desde abajo, y si hay calor desde arriba se puede utilizar en los últimos minutos para dorar la corteza. Tiempo: una media hora (pero no se fíen del tiempo sino del estado de cocción; pinchen la torta con el cuchillo para ver si sale seco).

Y entonces... ¡ya está la torta!


Esta torta no engorda... si no se consume en grandes cantidades :-D O sea, moderen esas porciones o se enfrentarán a un aumento sustancial de panza/caderas. La torta va muy bien con el té de la tarde o incluso una copita de limoncello :-) (Si no saben dónde conseguir limoncello, o lo encuentran muy caro, puse la receta aquí.)

Y mientras esperaba a que se hiciera la torta... me puse a enhebrar pasas de uva para hacer un collar comestible.


Ñam ñam :-)

G. E.

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Una de las pocas cosas que me enorgullecen de Uruguay en este momento es que tengamos al artista Carlos Páez Vilaró, creador de numerosas y ...

UN PASEÍTO POR CASAPUEBLO

Una de las pocas cosas que me enorgullecen de Uruguay en este momento es que tengamos al artista Carlos Páez Vilaró, creador de numerosas y maravillosas obras de arte pictóricas e incluso arquitectónicas. Con esto último me refiero a Casapueblo, que se ha convertido en un punto de visita obligado para cualquier turista que pase por Uruguay.

Hacía mucho tiempo que yo quería ver Casapueblo en persona. Por lo tanto, me apunté a una excursión a la primera oportunidad.

Llegamos ahí después de un viaje en autobús no demasiado largo pero sí algo fastidioso, porque mi compañera de asiento era una señora que no paraba de hablarme tonterías como si me conociera de toda la vida (es lo malo de viajar en autobús o en avión; puede tocarte un compañero pasable, pero si te toca uno malo, tienes que aguantarlo durante HORAS sin poner mala cara).

Ésta es una foto de la entrada de Casapueblo:


Sí, hay que pagar para entrar, pero no cuesta mucho :-)

A medida que recorría el lugar (la compañera de asiento del autobús se me había pegado como una lapa, menudo incordio), me dediqué a sacar fotos en un estado de fascinación arquitectónica como no había sentido desde mi visita al Museo del Prado o al Palacio Real de Madrid. Aquí van algunas...






Precioso, ¿eh? Si algún día me vuelvo millonaria (por algún golpe de suerte cósmico, quizás), me haré una casa igualita a ésta.

En fin, había más muestras de arte por los rincones del edificio, como esto:



(Por cierto, menudas tetas la sirena ¿no? Si no fuera una sirena, pensaría que son implantes de silicona.)

En las paredes había unos cuantos cuadros del artista, algunos relacionados a la cultura africana y el candombe (Carlos Páez Vilaró viajó a África), otros similares a éstos:



¡Ahí me di cuenta de que a Carlos Páez Vilaró le gustan los gatos, igual que a mí! ¡¡Otro motivo para sentir aprecio por él!! (Y si me fío de los otros cuadros, quizás también le guste Madonna, aunque en realidad yo paso de Madonna.)

Por supuesto, también había una tienda de recuerdos...


No veo las firmas, pero imagino que los mandalas son obra de la hija del artista, cuyo nombre es Agó Páez Vilaró. Es una mujer tan talentosa como su padre, y a quien también admiro muchísimo.

En fin, después de esta inolvidable visita a Casapueblo nos fuimos a hacer un recorrido por Punta del Este, una zona de la costa uruguaya mundialmente reconocida por sus hermosas playas y los dedos que salen de la arena. A los argentinos les encanta, y a nosotros nos encanta que vengan los argentinos porque gastan un montón de dinero :-)

El hotel más famoso de Punta del Este es el Conrad, que además tiene un casino.


Dentro del hotel encontré una obra más de Carlos Páez Vilaró: un precioso mural que ocupaba toda una pared.



Si algún día estoy aburrida, tal vez me ponga a pintar algo así en mi casa. Queda genial :-D

Por cierto, una vez dentro del Conrad me metí a una tienda de joyas Tiffany para averiguar por qué es tan famosa. Ahí una de las empleadas tuvo la cortesía de mostrarme una hermosa pulsera de diamantes y platino que brillaba como las estrellas y costaba... 23.000 dólares. (Casi me desmayo. Aunque debo admitir que la pulsera era divina.)

Para terminar este artículo turístico, aquí les va una foto de algo que vimos en la costa: unos lobos marinos descansando en un área de pesca.


Al parecer, cuando los lobos marinos están muy viejos, van a descansar cerca de la gente en lugar de quedarse en su isla, y ahí aprovechan los residuos de la pesca. A los pescadores no los hace muy felices que digamos, pero bueno, a los pescadores no les agrada nada que compita con su área de trabajo. (Sorry, pescadores, las demás especies también tienen derecho a vivir.)

Es lindo haber cumplido con uno más de mis objetivos turísticos :-) Y ustedes, ya saben a dónde ir si alguna vez vienen a Uruguay.

G. E.

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¡Entrada chocolatosa! Este artículo va a pedido de una amiga en Twitter que quiere la receta de mi torta rápida de vainilla y chocolate :-) ...

TORTA DE VAINILLA Y CHOCOLATE

¡Entrada chocolatosa! Este artículo va a pedido de una amiga en Twitter que quiere la receta de mi torta rápida de vainilla y chocolate :-) Aquí voy...

INGREDIENTES

2 huevos grandes (de gallina, no de avestruz)
200 gramos de azúcar
1 cucharada de vainilla (¡natural, que la sintética casi no tiene sabor!)
leche
1/4 taza de aceite (el que a uno le guste)
500 gramos de harina
2 cucharadas de polvo de hornear
cacao en polvo para repostería

No hace falta usar una batidora. Aprovechen para ponerse en forma batiendo la mezcla a pura fuerza muscular :-D

PREPARACIÓN

Mezclar en un recipiente los huevos, el azúcar, la vainilla y el aceite, añadiendo un chorro de leche para disolver por completo el azúcar. Añadir la mitad de la harina y mezclar hasta que no queden grumos.

Añadir el resto de la harina y el polvo de hornear. Agregar más leche y mezclar hasta que quede una masa de consistencia blanda pero no tirando a líquida.

Volcar la mitad de la masa en el centro de una tartera (la mía es de unos 25-30 cm de diámetro) previamente enmantecada y rociada con harina. Si la masa no comienza a desparramarse hacia los bordes de la tartera, entonces tenemos la consistencia justa :-D

Añadir el chocolate en polvo al resto de la masa. [Gissel aprovecha para comerse una cucharada. ¡Mmmm, qué rico!] Aquí la cosa va un poco al gusto de cada uno; a mí me gusta que la parte de chocolate quede bastante oscura, aunque uso un chocolate de repostería que tiene un 50% de cacao y un 50% de azúcar. O sea, hay que ajustar la cantidad según chocolate en polvo que use cada uno, y probar hasta conseguir el sabor deseado. [Gissel come otra cucharada de cacao en polvo. Esta cosa es adictiva.] La masa se va a poner más espesa, así que se debe agregar más leche para conseguir la misma consistencia que la mitad de la masa sin chocolate. Esto es importante, o la torta no se cocinará en forma pareja. [Otra cucharada más de chocolate. ¡Ñam, ñam, ñam!]

Una vez mezclada la masa con el chocolate, se vierte alrededor de la masa de vainilla. Supongo que se estarán preguntando por qué alrededor y no todo por encima. Respuesta: ¡es que es más fácil ver el estado de cocción de la torta si el centro queda blanco! :-P [Gissel come una cucharada más de chocolate. ¡Ups! Se ha acabado el chocolate en polvo. Gissel anota el chocolate en polvo en su lista de compras para solucionar el asunto lo antes posible.]

Listo. Ya se puede meter la torta en el horno :-) No hace falta precalentarlo. Aquí también dependerá del horno de cada uno, pero la torta se pone a fuego moderado. Claro que mi horno es eléctrico así que no hay nada de fuego, pero el tope de temperatura lo dejo a 150º. El calor debe venir desde abajo, aunque si ustedes tienen un horno eléctrico con doble resistencia, como el mío, se puede encender la de arriba para tostar un poquitín la corteza en los últimos minutos de cocción.

La torta tarda unos 30 minutos en cocinarse. [Gissel pasa todo ese tiempo corriendo de un lado a otro de la casa bajo la influencia de la cafeína y la teobromina del cacao en polvo, tropezando a veces con su gato y poniendo una cara de loca histérica.] Estará lista cuando se le clave un cuchillo y éste salga limpio. [Gissel apuñala la torta unas cuantas veces, todavía en un estado de euforia chocolatosa.]

Y una vez fuera del horno... ¡así se ve nuestra deliciosa torta de vainilla y chocolate!



[Gissel come porción de torta y luego no duerme en toda la noche por la influencia de la cafeína, la teobromina y el azúcar. ¡Yajuuuuuuuuu!]

Si quieren más recetas chocolatosas, prueben con el blog de mi amigo Luismi :-) ¡Está la receta para los brownies! ¡Yajuuuuuuuuu!

G. E.

PD: ¡Yajuuuuuuuuu! :-P

Artículo relacionado: TORTA DE LIMÓN CON PASAS DE UVA.

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FRAGMENTO DE LA DAMA Y EL LOBO

Los pasos detrás de ella la sobresaltaron, y una mano la agarró del brazo, obligándola a darse vuelta. Era el barón von Haller, y estaba furioso.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Acaso no escuchaste nada de lo que dije? ¿No escuchaste los aullidos?

—Yo... salí a tomar aire. —Anna trató de liberarse, pero los dedos aferraban su brazo como grilletes—. ¡Déjeme, no tiene derecho a tratarme así!

El barón tiró de ella, arrastrándola lejos del portón. Iba vestido a medias y el cabello despeinado acentuaba su ira, confiriéndole además un toque de locura.

—No debes acercarte al muro, sobre todo en la noche. ¡Es peligroso! ¡Los lobos podrían haberte arrancado las manos a través del portón!

—¡No soy tan estúpida como para dejar que algo así me pasara, barón! ¡Suélteme ya!

—¡Lo haré cuando estemos dentro del castillo, muchacha imprudente!

Indignada, Anna se retorció sobre sí misma para lograr que el hombre la soltara, ignorando el ramalazo de dolor que esto le provocó en las articulaciones. Ambos lucharon por medio minuto, y aunque él la superaba en fuerza, finalmente la dejó apartarse. La furia persistía en su mirada y su actitud; Anna había pensado que aquel hombre era incapaz de perder los estribos, pero era evidente que sí podía hacerlo, y también que, efectivamente, albergaba un miedo profundo en su interior. La joven sintió desprecio. Aun tomando en cuenta lo que él había dicho sobre los lobos, estaba exagerando. ¡Y se había atrevido a tutearla! Claro que eso no le hubiera importado en otras circunstancias, pero ahora mismo agravaba la ofensa. Irguiéndose lo más posible para estar a su altura, Anna dijo entre dientes:

—Es verdad que nuestro compromiso es por pura conveniencia, barón von Haller, pero más le vale tener esto bien claro: yo no soy la esclava de nadie. Estoy dispuesta a darle hijos y a no causarle problemas, lo cual no significa que deje de hacer cosas por mí misma. ¡Tengo una mente propia, por si no se ha dado cuenta! Y si quiero levantarme en plena noche para tomar aire, me levantaré en plena noche para tomar aire, y no venga usted a tratarme como una niña tonta. Mi padre es un general, y me ha enseñado a cuidarme sola. —Esto no era cierto, pero ella no iba a admitirlo. La furia también la dominaba ahora, cortante y aguda como un puñal.

El hombre la contempló con los ojos muy abiertos, y su enfado y su miedo se convirtieron en perplejidad.

—Anna...

—¡Y no estamos casados todavía, así que no me llame por mi nombre de pila! ¡Soy la señorita von Weichsner para usted!

Anna se dirigió al castillo. El barón trató de sujetarla una vez más, pero ella le dio una bofetada y se alejó dando largas zancadas, con su bata flotando detrás de ella como una nube de color rosa. Él no la siguió.

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