Cuando estaba en el colegio, en dos años distintos tuve una maestra llamada Estela que fue muy especial para mí. En primer lugar, solía leer...

ANTES DE GRETA THUNBERG, ESTA CARTA

Cuando estaba en el colegio, en dos años distintos tuve una maestra llamada Estela que fue muy especial para mí. En primer lugar, solía leernos capítulos de un libro unos minutos antes de terminar la jornada de clase.

En segundo lugar, el día que terminamos la primaria nos regaló a todos una fotocopia del famoso discurso (o carta) del jefe Seattle. Las palabras allí me impresionaron tanto a mis once años que guardé la fotocopia y luego la transcribí a mi computadora para no perderla (los fragmentos abajo corresponden a mi transcripción, no a la de Wikipedia; hay varias versiones circulando por ahí).

La verdad, me importa muy poquito la autenticidad del texto (si leen la ficha en Wikipedia, sabrán que hay dudas sobre la misma). La cuestión es ésta: todo lo que dice es absolutamente aplicable al día de hoy, y vaya que el mensaje se escribió muchísimo antes que los discursos de Greta Thunberg. O sea, ya antes de que empezaran el cambio climático y la extinción masiva de especies había personas a las que les importaba el daño al ambiente.

Tantos años han pasado y los gobiernos (por no hablar de buena parte de sus votantes) siguen sin hacer caso, y un montón de gente se burla de Greta en lugar de concentrarse en lo que DICE, por no hablar de lo que informan los científicos. En serio, qué maldita costumbre la de no escuchar a los cerebritos (tema sobre el cual escribí esta entrada en 2010). ¿Cuántos desastres más van a ocurrir antes de que nos pongamos firmes con el tema? ¿Cuántas personas y animales más van a tener que morir?

Somos una parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas. Los ciervos, el caballo, la gran águila son nuestros hermanos. Las alturas rocosas, las praderas jugosas, el calor del poni y del hombre, todos ellos pertenecen a la misma familia.

Sabemos que el hombre blanco no concibe nuestro modo de ser. Una parte del país le es igual a cualquier otra, pues es un extraño: viene de noche y extrae de la tierra lo que precisa en el momento. La tierra no es su hermano sino su enemigo, y cuando la ha conquistado sigue su rumbo. Sin preocuparse abandona las tumbas de sus padres y el derecho de nacimiento de sus hijos. Sin preocuparse roba la tierra de sus hijos.

Trata a su madre la tierra y a su hermano el cielo como objetos que se compran y se saquean, como ovejas que se venden, o como perlas brillantes que se codician y se poseen. Su hambre devora la tierra y sólo restarán desiertos.

El viento es precioso para el hombre rojo porque todos los objetos comparten idéntico respiro. El animal, el árbol, el hombre comparten el mismo hálito. El hombre blanco no parece tener conciencia del aire que respira, como un ser muerto hace días está obtuso ante el hedor.

Soy un salvaje pero no lo concibo de otro modo. He visto miles de búfalos en desintegración, la acción del hombre blanco, baleados desde el ferrocarril. Soy un salvaje y no llego a comprender cómo puede ser más importante el caballo de hierro que el búfalo, al que sólo sacrificamos para mantenernos en vida.

¿Qué es el hombre sin los animales?

Si todos los animales desaparecieran moriría el hombre por soledad de su espíritu. Lo que se hace a los animales, muy pronto se resiente de ello el hombre.

Todo está entrelazado como la sangre que une una familia. Lo que se hace a la tierra, eso también recae sobre sus hijos. El hombre no creó la trama de la vida, él es sólo una hilacha de ella. Lo que le hacéis a la trama, eso también lo hacéis a vosotros.

Cuando todos los búfalos estén sacrificados, amansados todos los caballos salvajes, irrespirables todos los refugios de los bosques por emanaciones humanas, y mancilladas las fértiles colinas por tanto alambre que habla, ¿dónde estará la espesura? No estará. ¿Dónde el águila? No estará. ¿Y qué significa dar el adiós al poni veloz y a la caza? El fin de la vida y el comienzo del sobrevivir.


¿No es básicamente lo mismo que está diciendo Greta, lo mismo que estamos diciendo todas las personas a las que nos duele ver la destrucción de la joya que es nuestro planeta?

Políticos que manejan los países: DEJEN DE PRETENDER QUE EL PROBLEMA NO ESTÁ CRECIENDO. En el discurso se menciona el exterminio irracional de los búfalos (bisontes americanos). El ser humano tuvo que llevarlos al borde de la extinción hasta que al fin alguien tomó medidas y rescató la especie. Sin embargo, muchas otras se han perdido, y se seguirán perdiendo si la humanidad sigue con una venda en los ojos, pensando solamente en la economía.

Y conste que en realidad proteger el ambiente BENEFICIARÍA MUCHO MÁS A LA ECONOMÍA, si bien en un plazo un poquito más largo que el consumismo desenfrenado.

Greta no es una sola, SOMOS MILLONES. Sigamos machacando con el mensaje hasta que cale bien hondo. Copien el discurso en la ficha de Wikipedia y, si es necesario, imprímanlo en una hoja y péguenlo con cola o cinta adhesiva en la frente de quienes están en negación (tal vez en algunos casos no sería mala idea pegarlo con una pistola de clavos, pero traten de que no los pillen porque asesinar con pistolas de clavos a la gente dañina sigue siendo ilegal).

Todavía estamos a tiempo de rescatar la mayor parte de lo que estamos destruyendo. No perdamos la oportunidad.

G. E.

PD: Si quieren mi copia de la supuesta carta del jefe Seattle, la pueden bajar desde aquí.

PPD: Lo de la pistola de clavos era un chiste macabro. La autora de este blog no incita a matar a nadie salvo tal vez a las cucarachas y los mosquitos, ya que son un puñetero incordio del carajo.

VÍNCULO DE LA IMAGEN EN PIXABAY
https://pixabay.com/photos/bison-buffalo-herd-wildlife-1581895/

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