La tierna relación con mi gato empezó allá por 1997, el día que lo encontré lamentándose bajo un auto. ¡No se asusten, que NO lo había atrop...
MI GATO Y YO
Decidí adoptarlo. Le tomó unos... no sé, quince minutos adaptarse a su nueva vida :-D Debía de llevar cierto retraso en el crecimiento porque tenía los ojos amarillos a pesar de su tamaño, y en una semana, con la buena comida, aumentó al doble.
Mi gato no tiene nombre. Es que no me sugería ninguno, en realidad, y de hecho da lo mismo porque sólo responde cuando le da la soberana gana. A efectos prácticos, me referiré a él como Minino :-P
La vida con Minino ha sido bastante interesante. Una vez le hice una prueba de coeficiente intelectual felino que confirmó lo que yo ya sospechaba: es un bicho bastante listo. Aprendió a rascar puertas para que lo deje entrar o salir, sabe cómo pedir que le encienda una estufa y, antes de volverse perezoso, solía saltar por las azoteas y cazar cucarachas. No lo culpo por volverse perezoso. Después de los diez años un gato ya no es tan flexible ni rápido, y de hecho agradezco que ya no cace cucarachas porque las destripaba sobre mi alfombra y yo tenía que recoger las patas sueltas (puaj). En fin, la cosa es que mi gato aprendió todas las habilidades para su supervivencia doméstica. Apuesto a que habría aprendido más cosas si no hubiera sido lo bastante listo como para darse cuenta de que podía convencer a los humanos de hacerlas por él (como ya dije, es un bicho listo).
No todo ha sido un camino de rosas, claro. Cuidar de un gato tiene otras desventajas aparte de las cucarachas; para empezar, están los PELOS. Un gato tiene MILLONES de pelos, y por más que uno pase la aspiradora, más vale acostumbrarse a convivir con la invasión pilífera. Cualquier cosa que caiga al suelo quedará automáticamente cubierta, en mayor o menor grado, de pelos gatunos. Y ni hablemos de la ropa.
En segundo lugar, está lo de rasguñar las puertas. Mi gato tiene una paciencia tremenda, y es capaz de rasguñar una puerta durante HORAS para que se la abra. Y luego rasca para volver. Y después rasca para salir de nuevo. Y ASÍ TODO EL MALDITO DÍA, porque además de paciente, mi gato es un bicho bastante indeciso y nunca sabe dónde quiere estar exactamente. Grrrr.
En tercer lugar, está el problema de los tropezones. Mi gato tiene la irritante costumbre semimasoquista de echarse a dormir en medio del camino. Y me refiero a CUALQUIER PARTE DE LA CASA por donde uno circule. La consecuencia de esto es que suelo tropezarme con él al menos dos o tres veces al día, con el posible riesgo de causarme un esguince o fractura.
A Minino, sin embargo, no parecen importarle los golpes ni los pisotones. Debe de ser por todo ese pelo que amortigua el impacto.
La actividad favorita de Minino es dormir, por supuesto. En eso no se diferencia mucho de todos los demás felinos, claro, puesto que son criaturas altamente evolucionadas con la habilidad de ahorrar energía en cualquier ocasión posible y en la posición más cómoda posible.
(Joder, lo veo así de cómodo y me da una envidia...)
Lo bueno de Minino es que es un bicho cariñoso pero sin resultar agobiante. Bueno, dependiendo de la hora. A veces se me acerca pidiendo mimos y me acaricia el pie. Le hago mimos. Vuelve a acariciarme el pie. Lo subo a mi regazo hasta que me acalambro por estar en la misma posición con una bola peluda de seis kilos sobre mis piernas. Lo bajo. El bicho vuelve a acariciarme el pie y ahí ya me canso y le ordeno que se busque un pasatiempo (algo que no involucre arañar las alfombras ni subirse a mi cama).
En fin, la cosa es que, a pesar de los inconvenientes, él y yo nos queremos.
G. E.
[Mi gato murió el 27/11/14. Escribí esta despedida.]
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SOBRE LA AUTORA: Gissel Escudero
Escritora, dibujante, madre de un gato, un dragón y un unicornio y fanática de las series, la música celta, las historias de horror y el chocolate. Se mudaría con gusto a un planeta donde sólo hubiera gente sensata, pero mientras tanto vive en Uruguay, lo cual es bueno porque en dicho país no ocurren huracanes, tornados ni terremotos. Ha publicado unos cuantos libros, los cuales a su vez han recibido buenas críticas (ejem, por si les apetece echarles un vistazo, ejem). ¡Hakuna matata!
Me ha encantado, yo también tengo un bicho peludo de 12 años, jajajajaja
ResponderBorrar:-) Gracias por el comentario. Si es que los gatos son adorables... :-D
ResponderBorrarPonle una puerta gatera
ResponderBorrarNo es mala idea, pero el problema es que tendrían que ser al menos CINCO puertas gateras :-D Y no voy a agujerear todas las puertas de mi casa por el gato. ¡Que pague alquiler primero! :-D Gracias por la sugerencia, sin embargo, y también por la visita :-)
BorrarHermosa narración. Me ha inspirado a escribir sobre Ethan y yo. Mi peludo amigo que acompaña mi camino.
ResponderBorrar¡Gracias! Ahora ¡escribe, escribe! Y pon el vínculo aquí para que los demás podamos conocer a tu peludo amigo. Saludos :-)
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