Hete aquí otro de mis loquísimos sueños :-D Yo iba de camino a casa (lo hago a menudo en sueños, aunque no sé por qué). Por alguna razón l...
ESQUELETOS ANDANTES
Yo iba de camino a casa (lo hago a menudo en sueños, aunque no sé por qué). Por alguna razón llevaba conmigo dos de mis animales de peluche: un oso panda y una orca Shamu que compré en Sea World.
Curiosamente, estos dos peluches son los que están en mi cama cuando no estoy durmiendo en ella. Se ve que dejaron sus vibraciones energéticas en el colchón y éstas se transfirieron a mi cerebro mientras yo dormía :-P
En fin, por alguna otra razón incomprensible, estando a una cuadra de mi casa decidí echarme a dormir en la acera usando mis animales de peluche como almohadas. Una idea estúpida, si me lo preguntan, pues ¡no pago tantos impuestos sobre mi casa para dormir como una indigente!
Después de un rato decidí seguir caminando y entonces me di cuenta de que había olvidado mis animales de peluche. Me di la vuelta... ¡y los animales ya no estaban! Me enojé.
—¿Quién robó mis animales de peluche? —exclamé. Un transeúnte señaló con el dedo hacia el drenaje—. Maldición —dije—. ¿Cómo los voy a recuperar? ¡¡Además, van a estar SUCIOS!! —Detesto los animales de peluche sucios.
Miré al interior del drenaje... y lo que vi NO era la alcantarilla sino un museo. A ambos lados de un pasillo había estanterías de cristal repletas de huesos.
Un esqueleto vino caminando hacia mí.
A pesar de que no habló en ningún momento, el esqueleto pensó que yo era alguien más (no me pregunten cómo lo supe), y me ofreció unos huesos que parecían de animales prehistóricos. Recuerdo bastante bien este cráneo:
Pensé que debía de pertenecer a una criatura acuática, como un ictiosaurio o algo similar. Sin embargo, aunque los huesos eran interesantes, no eran lo que yo buscaba, así que le dije al esqueleto:
—No, gracias. Sólo quiero mis animales de peluche, ¿los ves ahí? —Estaban en el suelo, al pie de las estanterías. El esqueleto, muy amablemente, recuperó mis animales y me los devolvió.
Muy contenta, recogí mis animales de peluche y volví a casa. Fin del sueño.
Dos observaciones:
1) El esqueleto andante era muy cortés. Me pareció bastante inesperado por parte de un esqueleto; es decir, yo habría pensado que haría algo un poco más tenebroso. ¿O será que soy prejuiciosa? Trataré de tener una mentalidad más abierta hacia los monstruos; tal vez sólo sean unos pobres incomprendidos.
2) ¿Por qué no me quedé con los huesos? Me gustan mis animales de peluche, ¡pero los huesos estaban geniales! A ver si soy más inteligente la próxima vez. Ya tengo un cráneo de rata en mi escritorio; ¡un cráneo de dinosaurio se vería bien en la mesa de la sala! :-D
G. E.
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SOBRE LA AUTORA: Gissel Escudero
Escritora, dibujante, madre de un gato, un dragón y un unicornio y fanática de las series, la música celta, las historias de horror y el chocolate. Se mudaría con gusto a un planeta donde sólo hubiera gente sensata, pero mientras tanto vive en Uruguay, lo cual es bueno porque en dicho país no ocurren huracanes, tornados ni terremotos. Ha publicado unos cuantos libros, los cuales a su vez han recibido buenas críticas (ejem, por si les apetece echarles un vistazo, ejem). ¡Hakuna matata!
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