Decidí sacarlo a pasear por la ciudad, cosa que no me era posible hacer con él siendo un gato, considerando la cantidad de gente que lleva sin correa a sus condenados perros.
—¡Qué grande es el mundo! —dijo Osito mientras dábamos vueltas por el vecindario—. ¡Y cuántos humanos!
Nos habíamos cruzado apenas con veinte personas, pero claro, ¿cómo podría haberse dado cuenta mi nene, en su forma gatuna, de la cantidad escalofriante de humanos que existen en el planeta? Difícil también que llevase la cuenta de los que circulan frente a mi hogar cuando él pasa el rato escondido en el jardín.
—¡Oh, un pájaro! —exclamó Osito de pronto, y a los dos segundos estaba con el culo en el piso tras haber intentado, sin éxito, escalar un árbol en busca de la avecilla. Me miró con cara de desconcierto.
—Si te sirve de consuelo, hace muchos años que yo tampoco soy capaz de trepar árboles, cariño. Supongo que es más fácil con garras y menos kilos de peso.
Osito se limpió el trasero de los pantalones.
—¿Cómo hacen los humanos para subir a sitios altos si no pueden saltar casi nada?
—Escaleras, bebé, escaleras.
—¿Los humanos han inventado aparatos para compensar todas sus carencias físicas? Uau.
Percibí un tonito sarcástico en sus palabras, pero no me atreví a responderle ya que, en parte, considero a los gatos criaturas muy superiores a los humanos :-P
En fin, mi pobre Osito no tardó en descubrir por qué no puedo sacarlo a pasear en su forma gatuna. Ningún chucho sin correa se le tiró encima, pero a cada rato nos ladraba a lo loco algún perro desde el otro lado de un muro o reja.
—Ains, pero ¿qué pulgas han picado a estas criaturas, por el amor de Bastet? Yo no le siseo a cada persona que pasa por nuestro territorio.
—Ya, ¿qué le vamos a hacer? Los perros son un poco ton... Espera, ¿acabas de decir "por el amor de Bastet"? No recuerdo haberte dicho que Bastet es la diosa de los gatos.
Osito se encogió de hombros, lo cual me dio un poco de yuyu, la verdad. No sé, tal vez deba conseguir una estatuilla de Bastet y hacerle ofrendas de salmón ahumado y hierba gatera o algo así.
¿En qué estaba? Ah sí, los perros molestos. Bien, no todos los perros en mi vecindario entran en la categoría de ruidosos insufribles; muchos de ellos son sociables, y por lo tanto he conseguido ganar su amistad. Llevé a Osito por esas casas para ver qué pasaba, y la verdad es que mis amigos caninos no me decepcionaron: se dejaron acariciar sin problemas por mi gato en su forma humana, sobre todo una perra labradora negra cuya mejor amiga es... una gata de color arena.
Y claro, Osito aprovechó para acariciar a la gata también.
—Es muy suavecita. Y muy guapa. —Abrazó a la gata—. ¡Oooooh, me está ronroneando!
Me tomó media hora separar a Osito de la gata, ya que estaba algo así como enamorado :-D Peeero... se me había ocurrido que teníamos que pasar por un sitio en particular, uno de gran importancia para mi nene. Llegamos ahí al cabo de un rato y encontramos dos gatazos atigrados de color naranja, a los cuales llamé según mi costumbre. Ambos se aproximaron a saludar y luego olfatearon a Osito como si ya lo conocieran.
—¿Los recuerdas? —le dije a mi muchachito—. Son tus hermanos. La última vez que estuviste con ellos eran muy chiquitos.
—¿Mis... hermanos? ¿Hermanos?
Osito abrió los ojos como platos. Se aproximó entonces una gata gris.
—Sí. Y ella es tu mamá. O sea, la que te trajo al mundo.
—¿MI... MAMÁ? ¿¿MI MAMÁ??
A continuación gasté todos lo pañuelos que traía conmigo, ya que Osito reaccionó de esta manera:
En serio, qué ternura. Imagínenme con corazoncitos brotando por todos mis poros.
Permanecimos ahí un largo, largo rato y saludamos de paso a Marianne, la mujer que cuidó a Osito cuando murió su antigua dueña y que hoy en día sigue cuidando a los hermanos y a la mamá de mi nene. ¿Ven?, todavía hay gente buena en este mundo :-)
Nos retiramos a la hora del almuerzo... y entonces Osito se arrojó sobre una paloma, la pilló con ambas manos y empezó a arrancarle las plumas (¡lo que chilló la pobre!).
—¡OSITO, DEJA ESA PALOMA, QUÉ TE DIJE SOBRE CAZAR PÁJAROS!
—Pero... pero... ¡tengo hambre, mami!
—¡Suéltala!
La paloma se marchó tras dirigirle a mi nene una clara mirada de indignación con picotazo incluido. Se alejó volando... y acabó en las fauces de mi dragón, quien nos había estado siguiendo por la ciudad. Donald saludó agitando la mano.
—¡Eh!, ¿por qué él puede comer palomas vivas y yo no? —protestó Osito.
—Porque no es higiénico, cariño. A Donald no le pasa nada porque las rostiza en su estómago. Ven, vamos al supermercado a comprar medio pollo asado con patatas y un kilo de duraznos.
Dicho y hecho. Nos sentamos a comer en una plaza, pero terminamos compartiendo buena parte del pollo con dos gatos callejeros, tres gaviotas y un carancho con cara de mafioso :-D (En serio, no nos atrevimos a espantar al carancho; daba la impresión de que nos haría jirones en caso de negarle trocitos de carne.)
Pasamos el tiempo entre el almuerzo y la cena paseando en dragón :-)
Horas más tarde, ya en la cama, le leí a mi muchacho el libro El asombroso Mauricio y sus roedores sabios hasta que al fin empezó a bostezar. Apagué la luz.
—Gracias por mostrarme el mundo hoy —dijo Osito.
—De nada, cariño.
—Y gracias por llevarme a visitar a mis hermanos y a mi mamá.
—No hay de qué.
Osito dijo una última cosa antes de dormirse:
—Pero tú eres mi mamá ahora, y no cambiaría eso por nada. Hasta mañana, mami.
Corazoncitos brotando por todos mis poros otra vez.
G. E.
Siguiente entrada: CUANDO MI GATO FUE HUMANO (3).
Qué experiencia más bonita se ha llevado tu gato. Me encanta. Por cierto, ¿llegaste a resolver su duda sobre la castración o cambiaste de tema? Jeje un abrazo!
ResponderBorrarHe seguido evitando la pregunta cada vez que la ha repetido :-D Me alegra que te esté gustando la historia. ¡Abrazo para ti también!
BorrarEvadiste la pregunta. Supongo que los paseos, los encuentros emocionales. ¿Quien sabe si la diosa Bastet lo aprueba?
ResponderBorrarOsito tená conocimiento de la diosa, sin que se lo dijeras. Tal vez tangan una cultura felina, que los humanos ignoran. No es mala idea la de la estatua.
Bien contada la historia.
Besos.
Gracias, me alegra que te haya gustado :-) Por ahora no he sufrido venganzas gatunas ni nada por el estilo, así que supongo que no he enfadado a Bastet aún :-D ¡Saludos!
Borrar