Como puse en la entrada sobre la Navidad , ahora mismo hay en mi casa un montón de elfitos navideños disfrutando de sus vacaciones. Nos vamo...
FIN DE AÑO CON ELFOS NAVIDEÑOS
El último día de 2014 lo pasamos genial. Yo no celebro la Navidad pero sí el Año Nuevo, y la verdad es que los elfos tienen muy buena onda. De pronto estábamos todos en la cocina, brindando con limoncello, comiendo nueces y uvas frescas y riéndonos de Papá Noel a sus espaldas. Que si está muy panzón, que si se atasca en las chimeneas, que si cada tanto su mujer tiene que remendarle la parte trasera de los pantalones porque se le rompen cuando se agacha (quizás debería comprar pantalones de tela deportiva, que son más elásticos).
A lo largo de la semana los elfos habían comprado fuegos artificiales aquí y allá, y ya tenían suficientes como para hacer volar mi casa. (Es una pena que no hayan hecho volar la casa de la vieja miserable de al lado. Oh, bueno. Tal vez para el 2015.) Les pregunté el porqué de tanto entusiasmo, y así supe que, a pesar de que en el Polo Norte tienen esas estupendas auroras boreales, en general hace demasiado frío y viento como para celebrar el fin de año con pirotecnia.
Salimos a la calle, entonces, y alejé a los elfos y a toda esa pólvora de mi casa (le tocó a Donaldito cargar las cajas). Los niños quedaron asombrados al ver a los elfos, y tuve que aclararles de inmediato que "los elfos navideños no son mascotas, devuélvanlos, por favor no los estrujen, gracias". Mientras tanto, el elfo del pelo verde se había adelantado y corría de un lado a otro agitando los brazos y gritando frases ininteligibles (juro que no le permití beber alcohol, fumar marihuana ni ingerir café ni anfetaminas).
Fue un hermoso espectáculo de fuegos artificiales :-) De pronto había luces por todo el cielo, y la gente brindaba en las calles y deseaba un feliz Año Nuevo a sus vecinos. Mientras hacían estallar sus cohetes, los elfos compartían sus resoluciones para el 2015, entre ellas:
1. Cepillarse mejor los dientes después de comer bastones de caramelo.
2. No usar el excremento de los renos para gastar bromas pesadas a su regordete jefe.
3. Buscar un escondite más seguro para las películas de porno élfico (¿¿¿???).
4. Entrenar para los próximos Juegos Olímpicos de Invierno (al parecer no se les da mal el snowboard).
5. Hacer una campaña en contra de los juguetes sexistas de los otros fabricantes de juguetes.
6. Beber menos ponche durante el trabajo.
De pronto nos dimos cuenta de que el elfo del pelo verde no estaba ahí. Mi dragón señaló hacia arriba, y entonces vimos...
¿Pretendía llegar a la luna? ¿Había perdido por completo la chaveta? Aún no lo hemos averiguado. Como sea, el cohete explotó en una gran bola de chispas anaranjadas y rojas, se escuchó un grito que sonó algo así como "¡¡yupiyupiuajajajajaAAAAAAAARRRRRGHHHHyujuuuuuu!!", y de pronto ya no vimos al elfo por ninguna parte. Todavía no ha aparecido, pero supongo que es buena señal la ausencia de pedazos de carne chamuscada de elfo regados por la ciudad.
Mientras tanto, feliz Año Nuevo para todos mis lectores. ¡Besos!
G. E.
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SOBRE LA AUTORA: Gissel Escudero
Escritora, dibujante, madre de un gato, un dragón y un unicornio y fanática de las series, la música celta, las historias de horror y el chocolate. Se mudaría con gusto a un planeta donde sólo hubiera gente sensata, pero mientras tanto vive en Uruguay, lo cual es bueno porque en dicho país no ocurren huracanes, tornados ni terremotos. Ha publicado unos cuantos libros, los cuales a su vez han recibido buenas críticas (ejem, por si les apetece echarles un vistazo, ejem). ¡Hakuna matata!
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