Éste es el día en el que tuve que despedirme de mi gato :-( Cuando el ecografista te dice que tiene los riñones como pasas de uva, y el aná...

ADIÓS, MININO

Éste es el día en el que tuve que despedirme de mi gato :-( Cuando el ecografista te dice que tiene los riñones como pasas de uva, y el análisis de orina te dice que la densidad es 1.010, eso significa una sentencia de muerte.

Fue una evolución muy rápida, una vez que los riñones se dieron por vencidos. Mi pobre Minino ya venía dando señales de vejez durante el último año, pero de pronto se puso malito y no tardaría en ponerse peor. Muchos dueños de mascotas se aferran a ellas hasta el último momento, cuando el sufrimiento del animal es tan grande que resulta más fácil dejarlo ir. O sea, más fácil para el humano, pero no para la mascota. Yo decidí que iba a ahorrarle todo ese dolor a mi gato, aunque eso significara despedirme de él un poco antes. Cuando los riñones se paran por completo, el animal muere intoxicado por la acumulación de urea en la sangre, y eso causa unos síntomas nerviosos bastante horribles. Preferí sacrificar a Minino mientras aún fuera él mismo, sin dejarlo experimentar el deterioro final.

La eutanasia fue rápida. Y lo mejor, indolora. Antes de eso me despedí de él cepillándolo un buen rato, porque él adoraba que lo cepillaran. Ya tenía cara de "no me siento bien", sin embargo.

Esa tarde lloré tanto que ya corría el riesgo de resbalarme en los charcos del piso. Ahora me consuela el hecho de que 16 años y medio superan la expectativa promedio de vida de un gato doméstico, y que durante ese tiempo el bicho vivió como un rey, gozando incluso de mejor salud que yo (sólo se enfermó una vez, hace muchos años; fueron unos días de fiebre alta que terminaron sin dar pistas de la causa).

Y 16 años y medio son una relación muy larga con un animal (un 44% de mi vida hasta la fecha; sí, saqué la cuenta con mi calculadora). De hecho, tuve una relación más larga y provechosa con mi gato que con muchas personas, incluyendo varios parientes. Encima, hay humanos que no llegan a vivir 16 años y medio.

Eso no quita el agujero negro de tristeza, por supuesto. Es como si a mi corazón le hubieran cortado un pedazo con forma de silueta felina, onda calabaza de Halloween. Menos mal que tengo fotos para recordarlo...




La última es del año pasado. Minino acababa de descubrir que era cómodo dormir entre mis pantuflas en las noches de invierno, mientras yo cenaba.

Había muchas cosas que me gustaban de mi gato:

a) Era inteligente, y siempre encontraba alguna forma nueva de hacerme reír.
b) Era sumamente limpio. Iba al fondo de mi casa a dormir la siesta del mediodía, pero luego entraba y se lavaba concienzudamente todo el polvo en su pelaje.
c) No siempre me hacía caso. Tenía suficiente personalidad como para desobedecerme con toda la pega :-D
d) Me despertaba a las 5 de la madrugada con sus chillidos... no, esperen, eso no me gustaba, pero fue una mala costumbre que no le duró mucho.
e) Durante sus primeros años fue muy atlético y aventurero. Subía a las azoteas y saltaba desde el techo al fondo de mi casa rebotando en la pared. Nunca vino lastimado.
f) Me acompañaba a menudo, ya fuera en mi dormitorio, el comedor o incluso el baño.

Ya lo extraño. Le pedí prestado su tigre a mi dragón para abrazar una cosa peluda y felina, pero no es lo mismo :-/ Por cierto: mi dragón está preocupado ahora por SU expectativa de vida. Lo tranquilicé diciéndole que, si nos apegamos al folclore general, probablemente viva más que yo. Entonces el dragón me preguntó si quiero que haga algún arreglo especial para mi propia muerte. Acordamos un funeral vikingo en el que él encenderá la llama (no tengo antepasados vikingos, pero supongo que puedo apelar a mi ascendencia celta y colarme por ahí).

Adiós, Minino. Te voy a querer siempre.

Gracias. Pero no interrumpas mi siesta eterna. Aunque quizás me levante en algún momento a beber leche celestial. Y más vale que haya tal cosa, o morderé los tobillos del Ser Supremo.

G. E.

2 comentarios:

  1. Cuando publicaste la entrada, no me atreví a leerla porque la verdad es que me dan mucha penita los animales (más que algunas personas) y estoy muy susceptible ultimamente.
    Has dejado aquí plasmado un bonito recuerdo en su memoria. Sólo me cabe decir que lo siento mucho y que tomaste una decisión dura, pero acertada.
    Un beso y mil abrazos desde Almería (Andalucía, Spain jijiji)!!!

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    1. Gracias, Luismi. Todavía lo extraño mucho, pero al menos tengo el consuelo de que murió de viejo. Besos para ti también.

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