Hace un tiempo decidí imaginar que era una na'vi como en la película Avatar . Fue divertido :-) Sin embargo, me gusta tanto el color az...

YO, PITUFA

Hace un tiempo decidí imaginar que era una na'vi como en la película Avatar. Fue divertido :-) Sin embargo, me gusta tanto el color azul que decidí correr otra aventura: ¡la de ser un pitufo! O una pitufa, en mi caso. Puse a marchar mi cerebro, entonces, y ¡listo!, ya era una pitufa a mi propio estilo :-D


Trasladarme a la aldea de los pitufos sólo me tomó medio segundo más de esfuerzo imaginativo. De pronto estaba ahí, caminando entre casitas con forma de setas mientras los pitufos a mi alrededor me miraban estupefactos (seguro no esperaban ver a otra pitufa además de la Pitufina). Fue fácil acostumbrarme a ser tan pequeña, por cierto, ya que en la vida real tampoco soy muy alta que digamos :-P En fin, poco a poco los pitufos se acercaron para recibirme...

—¡Eh!, ¿quién pitufos eres tú? —me preguntó un pitufo (no pude adivinar cuál, ya que son casi todos iguales).

—Pues... digamos que soy la Pitufa Turista, y vengo a conocer vuestra aldea —respondí.

La explicación satisfizo a la mitad de los pitufos, pero los demás se pusieron a discutir al sospechar que podría haberme enviado el brujo Gargamel :-P Por suerte, el bullicio atrajo a Papá Pitufo, quien luego de un par de pruebas científicas y cuestionarios concluyó que yo era perfectamente inofensiva (menos mal que no me ha visto tratando de asesinar a Cupido con mi cachiporra, o podría haber decidido lo contrario).

En fin, una vez despejadas las sospechas, los pitufos se mostraron muy amables y me llevaron a recorrer la aldea y los campos de zarzaparrilla. Por supuesto, los pitufos insistieron en que "pitufara" las hojas de zarzaparrilla, y la verdad es que hice caso por cortesía, porque no tengo mucha vocación de vegetariana. El Pitufo Cocinero debió de notar mi expresión al masticar las hojas, porque me pasó a escondidas un pastelito de frambuesa (que estaba delicioso, por cierto, así que le pedí la receta; naturalmente, tendré que multiplicar las cantidades de los ingredientes).

Después de tropezarme con el Pitufo Perezoso, que estaba durmiendo la siesta en medio del camino (igual que mi gato, qué coincidencia), los pitufos me guiaron de vuelta a la aldea para una fiesta de bienvenida. Es que a los pitufos les encanta hacer fiestas, como sabemos todos los que hemos leído las historietas :-D Me pasaron las letras de varias canciones para que las aprendiera, pero la verdad es que no entendí ni la mitad de lo que decían, por eso de tanto "pitufeo". A ver, ¿qué cuernos puede significar "el pitufo de mi patio es violeta y pitufa toda la mañana"? ¿O "vamos a la pitufa que el pitufo ha crecido"? Eso ya era peor que descifrar los tuits de los adolescentes. Como sea, al menos el Pitufo Músico tocaba muy bien todos los instrumentos, y fue divertido bailar en sincronía con los pitufos.

¡¡Entonces apareció el gigante!! Quizás lo hubiera enviado Gargamel, o tal vez lo atrajeron la música y el olor a comida recién horneada. En todo caso, iba a ser una catástrofe que se aproximara más a la aldea, porque tenía pies muy grandes.

—¡Corred al pitufo! —gritaron los pitufos, y aquí no supe si se referían a un refugio, al bosque, o quizás a un depósito de armamento diseñado para estas ocasiones (ya, lo sé, los pitufos son más como hippies viviendo en un kibutz, pero las cosas podrían haber cambiado desde la época en que aparecieron las historietas).

Yo conservé la calma (el Pitufo Fortachón también, pero se mantuvo un paso detrás de mí). Esperé a que el gigante estuviera a tres metros de la aldea... y llamé a mi dragón. De pronto el gigante (que era bulboso, apestoso y peludo) se encontró con la cabeza en llamas, y salió corriendo en otra dirección.

Una vez que regresó la calma, los pitufos vitorearon. Papá Pitufo le entregó a mi dragón una "pitufa" (medalla) de honor y seguimos con la fiesta. No sé a qué hora terminamos de celebrar, pero ya había varios pitufos acompañando al Pitufo Perezoso en su serie interminable de siestas :-D (Bueno, algunos quizás estaban borrachos; Papá Pitufo tiene una destilería en su laboratorio, y ya antes los pitufos la habían vaciado por accidente.)

Mi dragón y yo regresamos a casa muy tarde de la aventura imaginaria. A mi Donaldito, por cierto, le gustó que los pitufos fueran tan azules como él :-)

En cuanto a mí, recomiendo la aldea de los pitufos para cualquiera que necesite unas largas vacaciones. Es que... ¡no usan dinero! Eso sí: quizás convenga editar una especie de diccionario Pitufeo-español / Español-pitufeo...

G. E.

4 comentarios:

  1. Qué pitufifantástica entrada. Intentaré hacer un pitufo de Fimo como me has propuesto? Donde te mando a la pájara Leia?
    Espero que en la próxima pitufi-aventura te topes con Gargamel y le des una lección bien pitufa.

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    1. ¡Gracias! Esperaré para ver a ese pitufo de Fimo. ¡Quiero fotos a granel! Guarda a la pájara Leia por ahora, porque en una de ésas caigo yo de visita por España :-D Además, podrías hacer una especie de museo con todos esos personajes. Mmm, ¿de verdad te gustaría otra aventura pitufa? Anotaré la propuesta, entonces, para no olvidarla. ¡Abrazos!

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  2. Siiii y con más acciòn!! Los muñequitos no son para guardarlos, son para otra cosa que aún no puedo decir, pero que creo que te gustará. A ver qué tal me salen los pitufiflauticos estos. Un beso!
    Si pasas por Almeria, aqui tienes casa, no lo dudes.

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    1. OK, a ver qué haces con todos los muñequitos, pues. Veré que se me ocurre sobre los pitufos, y gracias por la oferta de alojamiento. ¡Besos!

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