Es una verdad universalmente reconocida que todo hombre soltero en posesión de una fortuna debe de estar buscando esposa que los estándares...

MALDITA BELLEZA FEMENINA

Es una verdad universalmente reconocida que todo hombre soltero en posesión de una fortuna debe de estar buscando esposa que los estándares de belleza femeninos se han creado con el propósito específico de vender productos... y volver locas a las mujeres. De verdad, que la evolución de la belleza femenina a lo largo de la historia ha estado llena de rarezas, monstruosidades y unas cuantas torturas inmencionables.

Al principio todo era bastante fácil. ¿Qué atributos debía tener una mujer primitiva (digamos un par de especies antes del Homo sapiens) para ser considerada bella? No mucho: salud, buenas caderas y olor a hembra. Con eso los machos ya se conformaban, y no había presión por ningún lado para que la hembra en cuestión alterara su apariencia natural de maneras radicales.

Aquí está la mujer primitiva:
simple, velluda y feliz.

Luego las cosas empezaron a complicarse. La humanidad creó la civilización y, a medida que nuestra especie se alejó de la naturaleza, la apariencia natural dejó de considerarse una virtud. Entonces las mujeres debieron someterse a procedimientos variados, cambios de vestuario y demás para satisfacer unos estándares ridículos, graciosos, poco prácticos y/o directamente nocivos para la salud. Hubo modas pasables y otras que me hacen agradecer no haber nacido en determinadas épocas y lugares. En la Francia de María Antonieta, por ejemplo, donde para lucir bella había que estrujarse en un corsé, ponerse unos vestidos tan grandes como una carpa de circo, bañarse en perfume para ocultar el olor a axila y ponerse unas enormes pelucas con rulos por las que caminaban felizmente los piojos.

Por razones que saltan a la vista, en la Francia de
María Antoineta las mujeres no utilizaron mucho oxígeno.

En China se consideraba que las mujeres debían tener pies pequeños para ser bellas, de modo que a las niñas les empezaban a vendar los pies hasta deformárselos por completo con tal de que cupieran en unos zapatitos minúsculos. Sufrían horrores y algunas morían, pero ¡eh, les quedaban unos pies hermosamente pequeños, entonces valía la pena! (léase con tono sarcástico).

La verdad, no creo que estemos mucho mejor ahora. La industria vende más productos que nunca, para tratar desde el pelo hasta las uñas de los pies, y por lo tanto los empresarios están determinados a convencernos de que somos feas y que no alcanzaremos el éxito a menos que nos ajustemos a sus estándares. Hete aquí una lista de productos básicos que al parecer estamos obligadas a comprar (de lo contrario nos condenaremos al fracaso y la fealdad eterna): champú, acondicionador, crema de peinar, fijador, maquillaje, bronceador en aerosol, cremas humectantes, cremas antiarrugas, maquinitas para depilar, desodorantes varios (incluso para blanquear las axilas y dejarlas suaves como culito de bebé), cremas dentales blanqueadoras, bótox, y... bueno, qué diablos, supongo que ustedes mismas podrían añadir veinte mil cosas más a la lista :-P

Entre las tetas de silicona y los tacones, esta
pobre chica ya ha dicho adiós a su centro de gravedad.
Lo bueno es que dará trabajo a los quiroprácticos.

¿Habrá alguna posibilidad de que volvamos a los tiempos primitivos, cuando las mujeres no teníamos que preocuparnos por todas estas memeces? ¿Habrá algún mundo en el que yo pudiera correr a mi aire, sin preocuparme por las canas, las arrugas, la celulitis o los vellos en las piernas?

Como exclamó William Wallace en la peli
de Mel Gibson: ¡¡LIBERTAAAAAAAAAAD!!

(Aunque, pensándolo bien, preferiría correr libre pero con mis zapatillas Reebok de deporte. Ya saben, por si hay caca de perro en el pasto.)

G. E.

4 comentarios:

  1. jajaja, si, justamente pensaba que las mujeres somos tan complicadas en esas cosas. Si vas a una fiesta tienes el clóset lleno, pero dices "eso ya me lo vieron", en cambio los hombres sólo usan traje y cambian el color de la camisa y/o corbata. O por ejemplo, incluso yo cuando ando en "fachas" busco que mis fachas combinen. Y pues aún así y con todas esas complicaciones, me encanta ser mujer y no ser tan aburrida "estéticamente" como la mayoría de los hombres

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    1. ¡Gracias por la visita y el comentario! :-) Pues a mí también me encanta ser mujer, pero debo admitir que paso de la mayoría de las cuestiones estéticas femeninas. En general ando con pantalones vaqueros, zapatillas de deporte y camisetas de algodón (me gustan las camisetas con diseños originales, eso sí). Me simplifica mucho la vida, la verdad :-D Prefiero dejar la creatividad para los dibujos. Curiosamente, ¡me gustan los desfiles de moda! Besos :-)

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  2. Coincido con el rechazo a todo lo que la sociedad de consumo y)o las modas imponen. Personalmente solo uso maquillaje cuando debo concurrir a una reunión importante o a una fiesta, o sea muy excepcionalmente. Trato de vestirme según la ocasión, pero siempre atendiendo a mi comodidad: si hay que usar zapatos dejo de lado las zapatillas pero jamás usé tacos altisimos ni de horma muy estrecha, o plataformas gigantes. Uso algun anillo pero no me pongo ocho gruesos anillos que hasta dificultan el movimiento como no uso enormes aros que tiran de las orejas sino pequeños y que no molesten. Depilarme, sí lo hago, como creo que también un hombre debe estar afeitado y con su bigote o barba prolijamente recortados si los usa. Pero cada uno(a tiene el derecho de elegir cómo debe ser su imagen, mas alla de las exigencias de la higiene y de la buena salud. Chapeau a los seres libres que no se cortan a la hora de elegir lo que quieren y no lo que les quieren imponer.

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