Y así vamos como vamos, con Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, grupos antivacunas por todas partes, gente que cree que la Tierra es plana, gente que cree en teorías absurdas de conspiración o tratamientos "milagrosos", y racistas que no se han enterado aún de que el color de piel solamente significa que algunas personas tienen más melanocitos que otras.
¿Saben qué es lo más triste de todo esto? Que usar la lógica puede dar más trabajo al principio, pero a mediano y largo plazo hace la vida MUCHO MÁS FÁCIL. En serio, ¿cuánta gimnasia mental hay que efectuar para creer que la vacunas son una conspiración entre las farmacéuticas y los gobiernos a fin de perjudicar a la población? Por no hablar del terraplanismo o la homeopatía, que no tienen ni un gramo de ciencia por donde se miren. Encima, todos estaríamos mil veces mejor si votáramos a los políticos por su capacidad para un cargo y ya, en lugar de por absurdas fidelidades partidarias. ¿Y qué tal si también nos cuidáramos un poco mejor a nosotros mismos y entre nosotros, dejando de lado la codicia, la discriminación y la estupidez deliberada?
Es agotador, la verdad. Cuando alguien muere por no pensar (teniendo la capacidad para hacerlo, claro) ya no sé si menear la cabeza en un gesto de tristeza o decir: "¡Órale, otro candidato para el premio Darwin! ¡Una persona descocada menos en el mundo!"
Los antivacunas son un peligro, sin embargo. Nos están devolviendo al siglo XIX en cuestión de epidemias, y hoy en día no es buena idea necesitar atención hospitalaria, considerando el problema de las bacterias resistentes a los antibióticos.
Niñito: Váyanse al cuerno, ustedes dos. Ahora tengo un cuarenta por ciento de probabilidades de acabar en el hospital por culpa del sarampión. ¡Agradezcan que todavía no he aprendido a hablar o los putearía de lo lindo, so burros!
Padres: ¡Somos tan buenos padres!
Niñito: NO.
Y no, gente, ésta NO es la peor época de la humanidad. Sí, lo entiendo, los medios pasan malas noticias cada cinco segundos, pero no olviden que las buenas noticias NO VENDEN. Por no hablar de que el cerebro humano, por esas cuestiones de supervivencia, está cableado para prestar más atención a las cosas malas que a las buenas. En serio, miren las estadísticas. (Aunque es probable que las cosas se compliquen pronto debido al cambio climático. A ver si los gobiernos de todos los países se ponen las pilas con eso de una buena vez... en lugar de negarse, por tozudez y codicia inmediatista, a aceptar datos científicos suficientemente comprobados. Vuelvo a la cuestión del título.)
Más lógica en la vida diaria, porfa. Dejemos los sentimientos para el arte, que ahí funcionan mucho mejor :-) Ah, ¡y vacunen a los niños, que el sarampión y las otras enfermedades prevenibles son cosa seria!
G. E.
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