Hay una observación (o queja) que suelo escuchar a menudo: "Ya no se ven tantas mariposas como antes."
Sí, es cierto. En el campo hay menos mariposas por el uso indiscriminado de pesticidas (los cuales, al parecer, matan cualquier cosa menos las plagas), y en la ciudad hay menos mariposas porque... ¡las personas no tienen la más pálida idea de lo que debería ser un jardín!
En serio, ¿qué es lo que veo cuando salgo a pasear por mi barrio? Pasto, pasto, pasto y más pasto (verde y prolijo como si fuera un campo de golf), y quizás esas típicas flores cultivadas como los pensamientos o los narcisos. ¿Y saben qué? ¡A las mariposas no les gusta nada de eso!
Para empezar, las pobres no tienen ni dónde poner sus huevitos. ¿Acaso creen que las mariposas surgen por generación espontánea? Pues no. Las mariposas provienen de las orugas, y las orugas tienen que comer. Las plantas que comen las orugas suelen ser malezas poco vistosas, y no se usan como plantas ornamentales. Y al que no le gusten las orugas, mala suerte, porque son el paso previo a las mariposas y hay que aguantarlas, no aplastarlas con el zapato.
Vivo en un barrio lleno de casas y edificios, y casi no hay mariposas en los jardines
salvo en el mío. Mi jardín siempre tiene mariposas rondando en los días cálidos, puesto que hay varias especies de plantas que proveen néctar para los adultos y comida para las orugas. Suelo criar mariposas todos los veranos, excepto cuando hay sequía (las orugas y la falta de agua no se llevan demasiado bien).
Una de las mariposas que me gusta criar es la monarca sudamericana,
Danaus erippus (la monarca norteamericana es
Danaus plexippus).
Las monarcas se alimentan de plantas de la familia
Asclepiadaceae (los reto a que digan esa palabra rápido cuatro veces sin que se les haga un nudo en la lengua). Tengo tres especies de asclepiadáceas en mi jardín:
Asclepias curassavica
Asclepias fruticosa
Asclepias physocarpa
¿Verdad que la tercera está genial? A todo el mundo en mi barrio le llaman la atención esas enormes pelotas con pinchos :-D Las pelotas son las vainas que contienen las semillas. Al principio están huecas; luego se abren y dejan salir las semillas, las cuales se van flotando en una nube de pelusilla (o sea, suelen aparecer plantas en cualquier grieta o jardín en un radio de 100 metros alrededor de mi casa).
Estas tres especies requieren sol y agua. Nada más. No son muy exigentes con respecto al suelo. Eso sí: son tóxicas para los animales, así que no hay que dejar que las mascotas se las coman (vaya que no es fácil limpiar el vómito de perro/gato en las alfombras).
Otra planta que pueden comer las orugas de la monarca sudamericana es
Morrenia odorata, una enredadera que también pertenece a la familia
Asclepiadaceae. Es bastante invasiva: la tengo en mi jardín, y aunque raras veces llega a dar semillas (porque la corto), igualmente aparece por todos lados.
Una vez que están las plantas, es casi seguro que si existen monarcas en la región donde uno vive, ellas las encontrarán y pondrán ahí sus huevitos.
Es fácil encontrar los huevitos (si uno presta atención y no le falla la vista de cerca). Aparecen en la mitad de la primavera y son del tamaño de una cabeza grande de alfiler. De ahí salen unas oruguitas blancas con cabeza negra, de medio centímetro de largo. Básicamente una oruga es un enorme tubo digestivo con patas, y su única misión en la vida es comer y engordar lo más posible (¡¡qué envidia, no tienen que preocuparse por la obesidad!!). Son mascotas bastante interesantes, si uno no siente repulsión por cualquier cosa que parezca un gusano. Suelo criarlas en cajitas de plástico, las cuales desinfecto todos los días para evitar enfermedades infecciosas (las orugas tampoco se salvan de los podridos microbios).

Aquí hay una foto de mis chicas, comiendo muy contentas. Es importante lavar y secar las hojas con una toalla, porque además de microbios, las orugas tienen parásitos: moscas. Las podridas moscas ponen sus huevos en las hojas que comen las orugas, y si una oruga come uno de esos huevos y luego se convierte en crisálida, la larva de la mosca se comerá a la crisálida por dentro, hará un agujero y saldrá a hacer su pupa. O sea, en lugar de una bella mariposa obtendremos una mosca repugnante. Puaj.
Cuando la oruga está lo bastante gorda (unas 5 mudas de piel más tarde), deja de comer y busca un sitio donde colgarse boca abajo. Para ello hace un montoncito de seda, pega ahí el trasero y se quita la piel desde la cabeza hacia la cola (todo el proceso lleva unos 2 días). La crisálida se endurece y termina viéndose así:
Advertencia: ¡¡¡no hay que dejar que las orugas estén en contacto con las crisálidas antes de que se endurezcan!!! Al parecer las orugas tienen algo así como una faceta vampírica/caníbal: si encuentran una crisálida todavía blanda, ¡le chupan todo el líquido!
Ñam, ñam, ñam.
Ugh. Qué falta de solidaridad con la propia especie. Puestos en ello, también conviene separar a las orugas por tamaño, ya que a veces se picotean entre sí.
A los 15-30 días, la crisálida cambia de color y muestra el diseño de la mariposa por debajo de la cáscara. Eso significa que saldrá en las próximas horas.
¿Ya puedo salir? ¿Ya puedo salir? ¿Ya puedo salir?
Y entonces, ¡tadáááááá!, se produce el milagro: del bicho que era un tubo digestivo con patas obtenemos una mariposa.
Eh... bueno, primero tiene que estirar las alas, bombeando el líquido del abdomen hacia ellas. Ni modo que pudiera volar con esas alitas pequeñas y arrugadas (hay ciertas leyes inevitables de la aerodinámica).
Poco a poco las alas se estiran y aplanan. Luego se endurecen (esto tarda unas horas).
Y después de eso,
voilà!, ya tenemos una mariposa lista para volar. Hay que ponerla al sol un rato para que se caliente (las mariposas son ecológicas: funcionan con combustibles naturales y energía solar), y luego se irá volando hacia donde le dé la gana.
¿Verdad que estoy chula?
La mariposa en mi mano es una hembra. El macho tiene venas más finas en las alas y dos bolitas en las alas posteriores. NO, NO SON TESTÍCULOS sino unas glándulas de olor (pfff, siempre la misma suposición).
¿Verdad que estoy chulo?
A diferencia de las monarcas norteamericanas, que tienen rutas definidas de migración, las monarcas sudamericanas no se organizan para soportar el invierno. Al parecer van solas y a su aire (o sea, no las podemos explotar como atractivo turístico).
Lo importante es que siempre vuelven a mi jardín :-)
G. E.
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MIS MARIPOSAS.
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